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Perdido.

MaeSolug

Jun 27, 2024

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Perdido.
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Es la cima de una colina, de noche. A mis pies, el sonido del río. A mi lado un perro herido, una pata rota. No puede caminar, tuve que cargarlo hasta aquí. Yo como la fruta, le dejo las últimas galletas para que las mastique. Ninguno de los dos puede caminar realmente, me levanto y empiezo a dar vueltas, busco algo, esa herramienta al fondo de la mochila que podría salvarnos.

Siento mi cuerpo, mido mis fuerzas y entiendo que no podré cargarlo de nuevo, que yo también me lastimé bastante en esa caída. Se estremece cuando lo cubro con la manta. Huelo su pelaje, huele a calidez; hay cierta rigidez en su cuerpo, una calma apresurada. Lo abrazo mientras empiezo a tararear una melodía, un consuelo para los dos. Lo acaricio, apoyo mi frente en él, siento que se pone ligeramente tibio. Le digo que lo siento, que siento su frío, su dolor, su hambre, su miedo.

Pongo mis manos en su cuello, le digo que lo siento. Recuerdo que debo hacerlo rápido, me pongo sobre él. Está demasiado débil para resistirse. Sigo apretando, puede verme en sus ojos, sus patas se mueven hacia todos lados menos hacía mí. Le digo que lo siento.

Está quieto, en alivio, realmente quieto. Aparto su cuerpo, me envuelvo con la manta. Está frente a mí, en el suelo, con la mirada hacia el allá opuesto al mío, vigilando. Le digo que lo siento.

Despierto en la mañana, él sigue ahí. Recojo todo, trato de pensar en la línea imaginaria, seguir la orilla del río, ver alguna señal de vida a lo lejos. Siento mi cuerpo, no podré seguir por mucho. Lo veo, sigue recostado en la misma posición. Le dejo la manta porque él siempre fue muy obediente y sé que me la traerá a la siguiente vida.

Le digo que lo siento.

MaeSolug

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