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    Perdido

    Dec 15, 2024

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    Perdido
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    Perdido.

    Hay días en los que me convierto en un fantasma, paso totalmente desapercibido, nadie puede verme ni escucharme, fue divertido un tiempo, nadie me podía observar bailar en medio de la calle, no me juzgaban si me reía de algún niño que se desparramaba por los suelos, nadie se fijaba cómo iba vestido, si iba despeinado, etcétera. Pero hoy día, esto ya no es algo divertido, estos días se sienten totalmente solitarios y aburridos, ya no me agradan.

    La verdad extraño cuando no me importaba si nadie me dirigía la palabra, comprendí lo doloroso que puede ser la ley de hielo pero bueno, no me queda otra que soportar.

    En la desidia de mi deprimente día me di cuenta de algo curioso, un pequeño ser me puede ver y sentir. Ese Husky Siberiano me observaba con la mirada fija, boquiabierto y con la lengua afuera, su rostro parecía sonriente, su cola se meneaba cómo si fuera un péndulo. Mire hacia atrás para asegurarme de que me miraba a mi y no a otra persona, pero al regresar la mirada a él, pude ver qué sus ojos relucientes cómo dos aguamarinas, estaban sospechosamente detenidos fijamente en mis ojos. Me acerque lentamente para no asustarlo, ni se inmutó, acerque mi mano hacia su hocico, él me olfateó y me lamió, di un salto de alegría casi llorando, por fin había encontrado a un ser que podía verme. Rápidamente le di un fuerte abrazo y acaricié su hermoso y suave pelaje, me llenó de babas, le di una mirada a su hermoso collar color rubí con un dige típico con forma de hueso, en él decía "Rocco" y tenía una dirección: "Alvear 2568", no quedaba lejos del lugar, pasamos toda la tarde correteando por el parque, el que un día fue mi lugar de lamento solitario. Ya era de madrugada y me percaté de que a mí compañero nadie lo vino a buscar, supuse que se perdió, así que decidí llevarlo a mi departamento y al otro día lo llevaría a su hogar, me sentí un poco triste ya que quería quedarmelo, pero me sentiría peor sabiendo que su familia estaría triste por su ausencia. Llegamos y lo primero que hizo fue ir corriendo a mi sommier a acomodarse para dormir, solté una carcajada y me acosté al lado de él, dormimos plácidamente. Al otro día me desperté por la luz del sol que impactaba directamente a mis ojos, lo primero que note fue la ausencia de Rocco, me levanté afligido, busque por todo el departamento, que no era muy grande y no lo encontré, mire hacía el living y vi la puerta abierta de par en par, agarré mi abrigo y salí corriendo, (sin ni siquiera haberme lavado la cara). El primer lugar en el que hice mi búsqueda fue en el parque, busqué por toda la vasta arboleda y no lo encontré, me empecé a desesperar. Me senté a descansar unos minutos y se me iluminó la lamparita, "Soy un pelotudo, cierto que había visto la dirección de su hogar, y a veces los perros vuelven solitos a su casa" dije, trate de hacer memoria de lo que había leído, me acordaba la calle pero no la altura, me dió igual y fui hacia Alvear corriendo a todo lo que me daba mis pulmones de fumador. Llegué a la calle y lo primero que ví cruzando la esquina fue una casa enorme, con unas rejas celeste aguamarina altísimas, miro hacia dentro y lo veo a él, recostado con las patitas cruzadas, le grité su nombre y él levantó sus orejas, rápidamente vino corriendo hacia mi y me dispuse a acariciarlo a través de las rejas, de repente escuché una voz ronca que venía de atrás mío "¿Se te perdió algo muchacho?", se me erizo la piel y di un salto repentino. Pues era la primera vez que alguien me dirigía la palabra en un buen tiempo, era una anciana de unos 70 años aproximadamente, supuse que era la dueña de Rocco, le expliqué la situación y observé cómo su rostro iba volviéndose pálido a medida que avanzaba con los acontecimientos, se quedó callada unos segundos y dijo:

    "Rocco murió hace 2 días"

    Fabri/Beto

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