Me abrazo impunemente al silencio de tu boca
Al letargo en una almohada desprevenida y torpe
Que no sabe, que no comprende
Qué sucederá la mañana siguiente
Al descaro del sol entrando en mi ventana y yo comulgando ante él
Tu sombra, soñé que me rondó toda la noche,
trepaba en silencio por mi piel herida de deseo y no consiguió hacerse un sitio entre mis huesos
Pasó por mis riñones, se depósitó entre mis costillas, jugó con mi ombligo, me mordió letalmente las tetillas
Buscaba, en mi deseo, todo el contorno de unos brazos que no supieron retenerte
Y no fue más que un mal sueño
Un suspiro de tiniebla y miedo
De abrir los ojos y darme cuenta que desconoces las sombras, la oscuridad,la ansiedad de no tantearte en la memoria
El suculento deseo de no ver la realidad
De no sentir una verdad como un alegato determinante
Afuera se muere el mundo
No tan lejos de mí se desprenden los glaciares con un grito determinante
La P/A/Z y los argumentos son finiquitados sin dolor ni pena
El sueño romántico de la Luna se cambió por una red social
Y yo sigo aún esperando tu retorno
El que con certeza sé que no sucederá
El que con fiereza has marcado en tu escapada.
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Yom Hernández
Aquí un licenciado en Historia, loco por la literatura que lee y escribe pertinazmente. Mi primer libro Memorias de un confinamiento se puede buscar en www.edicionesatlantis.com.
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