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Percepciones; HABITACIONES (5/11)

Oct 15, 2025

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Percepciones; HABITACIONES (5/11)
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Hacia las dos de la mañana la noche comenzaba a mitigar sus cantos iniciales de esplendor, pero Fabián no se molestaba, después de todo, a regañadientes estaba allí; lo peor había pasado. Algo en su evitación lo inducía a apartarse siempre y no correrse ni un ápice de su hogar, por ejemplo, cosas tan sencillas como ir a comprar pan y leche al supermercado a veces se volvían algo desafiante, pero para incredulidad de todo agradecía esas salidas, había aprendido que esas noches esporádicas tenían algo de mágico y asombroso. A menudo pensaba en Nietzsche y como los ermitaños somos pozos profundos decía: “nunca se sabe cuánto seguirá reverberando una roca caída en un pozo profundo”. Más allá de estos llamados del destino, era demasiado lógico para ignorar que si todas sus salidas tenían algo de mágico, es por una suerte de falacia de la definición, pues, entendía que no llamaba “salida” a aquello que no provocase una revelación.

En aquella noche de tragos se había encontrado con viejos conocidos que quizás a partir de hoy serían sus amigos. uno de ellos, Fabricio, era músico, tocaba el saxo y le apasionaba como cuando soplaba por la boquilla y se amontonaban las notas, el aire se entrechocaba, y Fabián pensaba en los grandes saxofonistas del jazz, como Charlie Parker. Solía mencionarle El Perseguidor, pero aquel ya no se preocupaba por esas cosas, Fabián se asombraba que alguien tan entrenado y sensible para el arte no cazara las sutilezas de la literatura, o fingiera no hacerlo en beneficio de la vida, la sensibilidad o el arte. Por su parte, esa noche, Julieta estaba en el grupo gozando de su año sabático, “her gap year” como bromeaban los traductores de inglés, en cuanto a Lorenzo que tocaba el bajo no sabía qué pensar de él Fabián se reía de que tras unas copas las conversaciones se volvían verdaderos solos de improvisación de una ensamble. Pero él estaba solo y la noche menguaba. Mientras acomodaba sus pensamientos que le aparecía algo perezosos por el sopor del alcohol pensaba en su colega Rodrigo que estaría durmiendo en su casa, y borracho como él estaba, de seguro se daba una ducha con los consabidos reproches. –Que tengo que dormir, algunos trabajamos en serio- Y sarasa, sarasa. De modo que la velada se iba a pique, Julieta se había ido con Lorenzo, y el perseguidor andaba muy preocupado en entablar un dialogo con la pelirroja de la barra. Fabián se sintió suspirar, y aunque tuviera la ansiedad a raya, pensó que bien podría estar en su hogar, planificando las lecturas de la semana, o durmiendo.

Entonces sintió el flashazo de unos dientes blancos que le sonreían, su piel ambarina y cabello corto y denso arremolinado, lo señalaban como las picas de sus puntas. Miraba con una expresión apacible, y algo vanidosa, nuestro reflexivo héroe no se sintió juzgado pero sí tratado con alguna condescendencia. La chica lo miraba fijamente, y se sonreía. Tomaba su largo vaso cilíndrico con las dos manos, y le daba pequeños sorbos repetidos, lo dejaba sobre la mesa, y volvía a tomar. Miraba con expresión críptica hacia el bulevar desde la reja del patio, y después volvía a contemplarlo.

Ahora, Fabián no tenía vergüenza. Digamos que el cuerpo le pasaba factura luego, y cuando estaba estresado su conciencia se desdoblaba y como él decía empezaba a viajar en el tiempo, pero aunque ansioso no era tímido.

-Hola.-

Con sorpresa la joven replicó:

-Ah, hola.-

-Disculpame el atrevimiento, no quisiera salirme de la raya, pero noté que me mirabas, y que te reías.-

– … eso. No, es que… sí. Mi nombre es Lisa -se rió- soy pintora.

-Ah.-

-Sí, y tenías una expresión curiosa. La gente se molesta cuando me detengo en estas clases de detalles y yo no se sí me equivoco o leo bien, pero tenés todas las trazas de la ansiedad en la cara.-

Fabián quedó estupefacto.

-¿En serio? Y yo que pensaba que esta noche lo tenía dominado.-

-Sí, sí, muy bien. Se nota que te pasa seguido. Fue un instante, algo en tu mirada, algo en tus ojos saliéndote de las cuencas, ¿te molesta si hago un dibujo de eso? Bueno, en realidad ya lo hice. Con carbón. Ja… re desubicada. Le preguntaba y lo hacía igual. ¿Para qué preguntaba?-

-Está muy bien, ¿puedo verlo?-

-No te lo tomes personal, está exagerado.-

-¡Pero me hacés parecer como Nosferatu! JAJAJA-

-¿El vampiro? Pero no. Si una pintara tal cual son las cosas todo sería muy aburrido, se trata de detenerse en un rasgo, y volverlo el tema de la composición, que la obra esté marcada por ese tema.-

-Está muy bien.-

-¿A qué te dedicás vos?-

-Soy filósofo.-

-Chan, ¿qué? Un filósofo, mirá vos.-

-Bueno, la carrera es profesor de filosofía. Por ahí te dicen que no hay filósofos, como no hay cristianos.-

-¿Cómo que no hay Cristianos? Hoy salgo de un bautismo, y estaba lleno de católicos.-

-Me refiero a que un “verdadero” cristiano, cree que siempre se puede ser más cristiano. Ocurre como los troskos y la izquierda, siempre se puede estar más a la izquierda, así, de hecho, es como se desintegran. … Espero no haberte ofendido, ¿no serás de un partido de izquierda, no?-

-Para nada, mi relación con la política es algo distante. … Pero igual no te sientas mal, tengo que decirte que no, conozco el sentimiento. Soy muy ansiosa. A veces me sangra la nariz de tanta ansiedad que manejo, y me tengo que refugiar en pequeños oasis en medio de la ciudad. Me gustan los santuarios a la virgen que hay por ahí, una se sienta en el banquito y nadie te dice nada. Pensarán que estás rezando.-

-¿Y qué hacés acá sola?-

-Mi pareja me dejó. Cuando llegue a casa lo voy a matar.-

-Ah, ja. Bueno. Respecto a la ansiedad es un tema recurrente de mis reflexiones. ¿Sabías que muchos filósofos pensaron en la ansiedad? Nos suelen inculcar que es una enfermedad del siglo XXI, por las redes, las pantallas, el mercado laboral… Pero muchos han pensado en esto. ¿Conocés a Nietzsche?-

-No muy bien, pero conozco el cuadro de Munch… ¿el cuadro de Munch? Es el que pintó el Grito.-

-Ah, mirá.-

-Sí, en esa obra manifiesta la vida creativa y algo fantástica de su interioridad, con colores puros en forma de curvas. ¿Me decías de Nietzsche?-

-Sí, que él tiene una idea a menudo no muy bien entendida. La del eterno retorno…-

-Ah… algo oí.-

-Bueno, una visión algo trivial dice que la historia se repite una y otra vez, y la gente piensa en la luna orbitando la tierra, siendo todos los meses la misma. Pero lo cierto es que para este alemán el pasado y el futuro son lo mismo. Es como que… ¿cómo explicarte? Como si realmente lo único verdaderamente real fuera el presente, como si el futuro y el pasado se tocaran, ya que, si siempre se repite todo, lógicamente este momento es el pasado de otra vez en donde acontecerá este momento, y a la vez es el futuro de otro momento en donde ya aconteció.-

-¿Pero no significa que no podemos cambiar nada? ¿No significa que no somos libres?-

-No, y ahí está la gracia. Cada momento es eterno, único. Lo que cambia todo es nuestra conciencia del ciclo y el deseo de repetirlo. Digamos, somos responsables de cada instante. Tenemos la obligación moral de hacer de cada instante un momento imperecedero.-

-Claro, me doy cuenta. ¿Pero qué tiene que ver con la ansiedad?-

-¿Nunca sentiste que en los brotes de ansiedad, pasado y futuro colapsan? Y no es solo imaginación. Efectivamente uno se siente igualito que en el pasado, y el futuro ya está ínsito en uno, porque las determinaciones que uno tome harán que adopte cierta o tal actitud, asi en un sentido, está viviendo el pasado. Por ejemplo, vos pensás en ir a tu casa y largarle la bronca a tu pareja, y al anticiparlo ya estás viviendo el futuro, y de algún modo estás creándolo desde aquí y ahora. Cuando pasado y futuro colapsan, cuando son una mismísima masa informe, el presente aparece con toda su densidad. El presente es lo único que realmente es, y eso reviste casi poderes mágicos. Parece tonto, pero esa angustia es señal de que en cualquier momento moriremos y sabemos, sabemos que esto es todo lo que tenemos.-

En ese momento Lisa, se incorporó, sonrió enigmáticamente, y para sorpresa de Fabián dijo con encanto:

-¿Querés un beso?-

-¿Cómo?-

-Sí.,,,-

Lisa se aproximó hasta sus ojos, sin darle tiempo de que le rehuyera la mirada y tomara consciencia de lo absurdo de la propuesta, su nariz respingada frotó sutilmente la suya, y le dio un pico, un trámite corto, aséptico y contundente. A Fabián se la ablandaron los ojos. Se miraron y alguien dijo:

-Ahora sí es eterno.-

Y se fue.

Bonchi Martínez

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