el gato negro bajo el sol descansa en con su mejilla contra la fresca tierra del jardín, pelaje denso que mis dedos que lo tocan se hunden en una suave calma que transporta a otro mundo deseando esa fuese la eternidad, pequeñito como mis esperanzas que fluyen en el cielo como notas que no quiero dejar atrás.
he visto la fluencia de mis sentimientos dispersos quererse reunir un viernes por la tarde, cuando hay tiempo para pensar, pero cuando toco al gatito negro a mi lado, me doy cuenta de la maravilla de vivir incluso si no encuentro palabras que puedan reunir un poco de mí sentir.
las letras dispersas de mis emociones son reflejo de un alma inquieta que desea reunir cada pieza hasta formar lo que tanto añoro explicar, con el tiempo, recuerdo que no hay prisa, aunque sienta el tiempo empujarme hacia delante con presión para no mirar atrás, el gato negro que me acompaña cada día es sin duda la esperanza no dejar la ternura atrás, llevar mis maletas con mis emociones juntas para no olvidar mi humanidad.
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