habito un cuerpo que es pequeñito
no hablo de forma ni de tamaño sino de algo intangible, invisible, esencial
es un cuerpo pequeñito, un cuerpo que no resalta, que no llama la atención, que no pelea sino consigo mismo
yo trato de regar este cuerpo, nutrirlo, ponerlo al sol pero no crece
a veces me enfado le grito le recrimino que no sea más grande más llamativo más resultón pero eso no hace más que empeñecerlo
creo que es un cuerpo enfermo y fracturado y que vive preso del miedo y por eso no importa cuanto lo riegue ni lo nutra ni lo ponga al sol porque no hay nada que pueda hacer sin tener que revisar sus raíces
desde fuera se preguntan por qué no lo cuido más con lo grande que es lo joven y sano que se ve y las flores que puede echar con un poco de abono y es entonces cuando me pregunto si estamos viendo el mismo cuerpo
intento sacarme esta idea de mi cabeza que soy yo quien está equivocada porque al final del día soy yo quien habita este cuerpo empequeñecido y que van a saber desde fuera si no tienen que luchar con este cuerpo no tienen que regarlo no tienen que nutrirlo no revisan sus raíces
pero tengo una voz sobre el hombro que me dice que tengo que dejar que crezca tengo que dejar que encuentre su camino y tengo que dejar de enfermarlo
nunca pude haber imaginado que estar constantemente regando mi cuerpo podría ahogarlo
nunca pude haber imaginado que tratando de cuidarlo simplemente lo estaba enfermando más
nunca pude haber imaginado que este cuerpo podría servir para algo más que para lo que lo he estado usando
no tengo un final para esta reflexión
habito un cuerpo pequeñito, enfermo, que solo pelea consigo mismo
pero no sé cómo hacerlo crecer
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