Quizás tuvimos que cuidarnos un poco más... Ya sabes, de las personas, querer y tener que madurar a presión de todo nuestro entorno, saber elegir sin miedo, llorar si así lo queríamos, y no poder ponernos primero que cualquiera, sólo para conformarlos sin importar si aquello, nos hacía sentir con el corazón encogido de pena o desganas.
No sabíamos que era la angustia, porque no sabíamos nada de la vida misma. Simplemente "jugabas a ser grande".
Son cosas que nunca las podríamos haber adivinado, siendo tan solo un poco más altas que la mesa del comedor. Y no, no es nuestra culpa, lo sé porque hemos crecido, y creeme que aprendimos muchas cosas.
Costó trabajo dejar nuestro estado de alerta constante, y costó aún más, saber señalar dónde nos dolía, identificar de dónde venían esos patrones que nos hacían actuar de esa forma, y no de la edad que realmente teníamos.
En fin... Si te contara todo lo que pasamos, la verdad te sorprenderías, a lo mejor hasta saldrías en este instante corriendo a hacerte un bollito en la cama tapándote la cara del miedo. Y es que yo he querido hacerlo la mayor parte de este tiempo... Cierta vez, cuando la vida me pesa más de lo habitual lo hago, pero ya no por miedo, es que aquello siempre fue nuestra zona de confort.
No es nuestra culpa hacer un papel de adultas durante toda nuestra niñez, te lo repito, no es nuestra culpa. Fueron mecanismos de defensa necesarios, por que nunca supimos ser niñas niñas. Subir y bajar innumerables veces de tobogán, o jugar en el barro, por ejemplo.
Durante todo ese lapso de tiempo, crecimos siendo una especie de niñas adultas, pero no debiste haber pensado que eso, fue nuestra culpa.
Hoy por hoy, te abrazaría y te sentaría a mi lado, a leer nuestros cuentos favoritos, correr sin descanso por algún lugar lleno de césped, para luego lanzarnos a rodar, y jugar... Sólo jugar como debíamos.
Jugar como en mi presente lo hago con mi hijo, ¡Ah, si! Se me olvidó ese detalle, ¡Ahora me convertí en mamá! Pero no temas, porque no sabes lo bien que lo hacemos.
Somos fuertes guerreras luchando día a día contra mil tormentas para ser felices. Ya no estés triste, ahora que sabes lo que realmente sucedió, y como estamos en el futuro, sólo te pido que descanses, relajes los hombros, no aprietes tus puños, ni te comas las uñas, sólo respira hondo. Por que hoy estamos viviendo una hermosa niñez a través de un pequeño curioso y de hermosos ojos. Y allí, a través de ellos es que podemos jugar nuevamente, hoy, a ser niñas.
Te quiero, princesa, ya no estés apenada nunca más.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión