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Pensar, no hace feliz.

Dolbach

Dec 20, 2024

57
Pensar, no hace feliz.
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Penitenciágite, Dolbach Peniteciágite.

Demente 0017.

Depresivo secreto.

Y no uno de los buenos. Voy dejando indicios de mi condición, con lo cual, sé que tarde o temprano, o ayer, seré descubierto.

Procuro ocultar esa sustancia mostrando algún chiste y la sonrisa, pero más me sale la decepción por el mundo que la Humanidad hace. Más muestro el desprecio que me nace del conocimiento de lo que somos. Más enseño la tristeza de la nula esperanza en un futuro, si no imposible, sí muy improbable.

Me abrazo a lo poco que me sustenta: dos personas y la ficción que me evade, y las letras que me acercan a algunos congéneres con los que quizás fuera posible evitar el desastre.

Pero es escaso el brillo que perfila algún horizonte.

Demasiado es vulgar, necio, despreciable.

Mi secreto es evidente, como evidente es el desastre.

Siento asco por demasiada gente a la que considero culpable sabiendo que para esa gente la culpa es mía.

Así, ¿como no hundirse en la oscura depresión?

No hay salida. La caverna es profunda y fría. Las sombras nos guían.

Y las sombras son ciegas.

Hay Domingos más santos.

Lectura del Evangelio agnóstico, según yo.

// Bendito sea el cazador que se queda en casa. El que jamás dispara. Bendito sea el cazador que no tiene perros presos en cárceles de alambre durante enteras semanas. Bendito el cazador que no mata.

Así dijo él y así escucharon quienes allí estaban.

Y todos rompieron sus armas. //

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Segunda lectura

Carta de uno que sabia escribir a otros que sabían leer o escuchar que leyeran.

//Hermanos, hoy solo es el último de los días ya sucedidos y el primero de los por suceder.

Como el último, hagamos lo que siempre quisimos hacer. Como el primero, empecemos a caminar bien. //

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Homilía:

Estamos aquí reunidos, en el planeta Tierra y cada uno en su casa (si la tiene), porque así se han dado las circunstancias. Julio Cesar tuvo su momento, pero también dejó de ser. Así, pensad en que vosotros no sois césares de imperios, pero sí de vuestras propias vidas.

Sed, en consecuencia.

La vida solo es una, y, si eres pájaro, trina.

Podéis ir, y venir, con paz.

...

Higos míos.

-Zenón ¿de donde eres?

-¡Por el dios de las zanahorias! ¿Qué importancia tiene eso? Yo, como todos, soy de un sitio.

-Zenón el de un sitio, se dirá en los libros que recojan tus vivencias.

-¿Mis vivencias? ¿Y a quién va a interesar eso?

-¿A quién podría interesar lo que opinen dos futbolistas retirados? Y ahí los tienes, dividiendo España en hormigueros revueltos.

-Tendrá alguna lógica. Pero ninguna que tenga que ver con los sentidos.

-¿Con qué ha de tener que ver si no?

-Con la ambición quizás o el afán de notoriedad o un intento de justificación. Nada, al fin, que se ampare en la virtud que un hombre necesita.

-¿De qué virtud hablas y por qué es necesaria?

-La virtud de la sencillez. Nada hay más necesario que no necesitar. Cuando comprendemos que todo es superfluo, llega la paz.

-Pero hay que comer...

-Y cagar. Pero cuanto menos comas menos habrás de agacharte.

-Hablas de trabajar y de adular, me parece.

-Todo acto concierne a la virtud y al fin a la felicidad.

-Pero una sociedad como la nuestra...

-Se sustenta en el barro denso de la impiedad y la desmesura y por eso se hunde y por eso tendrá un triste final.

-¿Crees que vivimos equivocadamente?

-Nadie puede creer otra cosa. Ni quienes gozan de la bondad de esta maldad.

-Quizás no sepamos percibirlo del modo que tú.

-Los sentidos gobiernan nuestra razón, que, oculta, no puede ver ni oír por sí misma y tan solo puede discernir por lo que los ojos y los oídos le muestran. Demasiados se engañan sentados frente a la ventana que consideran oráculo de la verdad, mientras tras los muros de sus casas ignoran la realidad.

-Eres pesimista.

-Soy un simple observador. La Humanidad ha corrompido a la Naturaleza como si no formara parte de ella. Y solo vivir conforme a ella tiene sentido.

-Lo hemos hecho mal.

-Muy mal.

-¿Hay solución?

-Ya no. Imagina a un hombre que quisiera ser tan alto como la Luna y aprendiera a crecer y creciera. Cuando se diera cuenta de que no podía llegar a sus propios pies sería tarde para calzarse. La Humanidad anda sin suelas y pronto no podrá seguir avanzando ni tendrá ningún lugar al que ir.

-¿Qué hemos de hacer, entonces?

-Sin tirar nada, ir tirando.

...

Vivimos en lo increíble.

Nuestros abuelos y los abuelos de ellos; un pastoril muchacho del siglo doce; Cesarión o Epicuro, también debieron pensar como sería la vida pasado su tiempo.

Cien años, mil o dos mil tras haber ellos muerto. Y en su futuro estamos como si fuera lo evidente y lo lógico y no tuviera misterio.

Difícil entenderse en el lugar de ellos e intentar escudriñar lo que imaginarían que sería esto.

Es verdad que durante siglos, incluso milenios, los avances fueron escasos, insignificantes, lentos y eso no da para ponerse muy intenso a la hora de divagar sobre cómo se viviría en el mundo dos mil años después de muerto. Hoy jugamos mejor a eso.

Ni los más cultos del pasado se acercarían a atisbar lo que hoy es la sociedad, el mundo entero. Y no solo quienes fueron antes de Cristo, los más cercanos ancestros de nuestros ancestros que agarraban el arado romano como siempre se había hecho.

Pisar la Luna o pensar en ir a Marte. Escribir y leer en esto. Saber al instante lo que pasa en Cincinnati.

Julio Verne ya sí se adelantó a su tiempo y Asimov y Niven y... pero eso ha sido hace un cuarto de hora.

Nuestro presente es un futuro que el árbitro de la elegancia no podía de ningún modo imaginar. Ni mi bisabuelo Juan María.

Lo mismo, pasado un milenio, todo esto es un barbecho.

...

El día que tenemos.

He creído entender que hoy, patrón de este lugar de los primeros y los más de mis pasos, es el día del escepticismo.

No celebraré de ningún modo ni una ni otra cosa, pero de hacerlo, me tira más lo de no creer sin pruebas. El empirismo marida bien con el escepticismo.

De Jesús de Nazaret, ya que estamos, no hay constancia histórica. No hay una sola referencia oficial escrita por sus supuestos contemporáneos. Y mira que los romanos eran de contarlo todo. No hay nada a lo que agarrarse para poder afirmar con alguna prueba que Cristo, existió realmente.

A mí me da igual que no viviera el personaje, por mucho que aplauda, en general, su mensaje, pero a los creyentes les daría un síncope si les quitaran la posibilidad de creer en ese ser. Y eso que, al mensaje en sí, le hacen tanto caso como a un poema de Bécquer o a un cantautor de los setenta.

Soy, dicho sea sin ánimo de nada, y tan solo porque viene al paso: escéptico, empírico, epicúreo, hedonista, cínico (de Antístenes), rojo y... Anarquista.

Como ven, todo un jodido dechado de virtudes.

Sean mejores que yo.

...

¿Qué hormiga es mejor que otra hormiga?

Somos entre millones de personas, en un planeta entre billones de planetas, en una galaxia entre infinitas galaxias...

¿Qué grano en la arena es especial?

De siempre, a Oremilac le habían llegado voces que le advertían:

"No te cuestiones tanto las cosas"

"No pienses tanto"

"No intentes explicarte todos los porqués"

Eso, decían, te hará infeliz.

Pero no podía evitarlo. El escorpión pica porque en su naturaleza está picar.

Quizás solo con la muerte llegaría la paz.

Mientras tanto...

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"Me hiciste creer que me amabas"

Retazos.

Dolbach

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