Su cabeza brotaba del torso como un retoño maltrecho, identica al capullo de la flor cadáver. Donde se encontraria la unión de la carne de aquel fruto se encontraban sus ojos penetrando con su mirada hasta las más recóndita sombra.
No me podia esconder de aquel monstruo, estaba allí parado contra el paredón frente a mi casa. Mientras el sudor frio caia de mi espalda, de su boca brotaba un liquido verde moco que solo puedo suponer era su saliva.
Era tal mi pánico, que paralizado por mi miedo primordial solte un chillido ahogado. Un intento de gritar "¡auxilio, alguien, porfavor!". En mi lengua solo se tambaleo un "a" que desbordo de entre mis labios y calló al piso tal cual la saliva de la bestia.
El ente me observó con gula al escuchar mi fallida hablá y procedio a aproximarse en cuatro extremidades, ahora visibles por la luz de la bocacalle. Eran lánguidas y esquelitas pero no parecian ser frágiles. Mas bien, sus huesos parecian tungsteno y su poca musculatura se agitaba de manera perfecta en su contracción para evitar la perdida de energia cinética. Las patas de aquella cosa terminaban en garras semejantes a las de un gato, suponiendo que las garras de un gato tuviesen la longitud de un pie humano.
La bestia olfateo la calle, buscando el rastro de esa tal "a" que se me habia caído. Pensé "tal vez es como un chita, si no corro no me hace nada" pero entre el deseo de moverme y el moverme realmente habia una gran desconexión. Lo único que resulto moverse fue mi vejiga. Por consecuencia, la bestia se agitó y se tambaleo hacía mí, siguiendo el olor de mi orina.
Me parecio verla sonreir, de alguna manera. Su boca era la union de seis petalos pero juro que me sonrío. Sentí su vista clavarse en mi como las estacas que un cazador de vampiros clavaria en el corazón de su víctima e igual que el vampiro que perece al ser empalado, yo esperaba el mismo destino.
La bestia se lanzó sobre mi, dejo caer su baba sobre mi rostro y con sus garras rasgó mi ropa como si esta cazeria perversa no fuese más que un juego con su presa. Estoy estoy seguro que se estaba divirtiendo.
Que podia hacer, el peso colosal y firmeza en sus extremidades me tenia inmovilizado.
El horror personificado procedio a abrir su mandibula, floreciendo sus dientes y una lengua larga bifurcada con la acarició mi rostro. Tenia razón, estaba disfrutando ésto. Mi cuerpo no era más que pelota de futbol para el monstruo, no me veia ni diquiera como presa, era más como un niño con una lupa jugando a quemar insectos.
Pensé en querer cortarle el cuello a la bestia, pasé mis ojos por su garganta imitando la acción de un cuchillo o un hacha. Dibuje la linea de su muerte en du rostro y procedí a imaginarme a la bestia en trozos de carne. Desplomada, desdichada de su presa, habiendo sido cazada.
Un liquido azul brotó de repente, como mana que cae del cielo siguiendo señal divina. La cabeza de la bestia rodó en el pavimiento, sus brazos, ahora escuálidos se partieron en cubos perfectos de un centimetro cubico de carne.
Fuera lo que fuese que logre hacer ocurrir, por más que lo intentase manifestar con otras criaturas cotidianas, nada pasaba. Ni un corte, ni un rasguño. Nada. Se que no fue mi imaginación, sigo en pertenencia de la carne magra de la bestia y su cabeza-flor. También se que por más que te cuente esto, tus oidos dejaran escapar mis palabras con el viento y te olvidaras de esta bestia pero estoy seguro, hay otras escondidas en la oscuridad de nuestra ciudad. No dejes que sus ojos se claven en ti como lo hicieron en mi y en el peor de los casos, corre, tal vez no tengas mi misma suerte.
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