Dicen que a ti me parezco, sonrío, doy la vuelta y me entristezco; porque es verdad, tengo tus ojos y tu mirar, tu sonrisa y la forma de hablar. Lloro por que al verme al espejo una parte de ti siempre mostrará el reflejo.
Y ¡No es justo! Que cada vez que me ven tu nombre resuena, tu sombra me persigue y eso me enferma. Meláncolicamente sonrío, por que muy en el fondo a ti me aferro, a ese diminuto detalle tuyo que me pertenece, a lo más cercano a tu presencia en mi vida.
Y lloro amargamente, abrazo este dolor fuerte, deseo que duela un rato más por que a dejarlo ir no me creo capaz. Dolería perderlo y enterrar tu nombre junto con el, dolería sanarlo y dejarlo ser. Por que entoces te irías y la esperanza que vuelvas también.
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