Siento cómo el frío se cuela en mis huesos, mi corazón cae al vacío, no queda nada, solo desasosiego irracional.
La culpa, más grande que mi moral, agallas gastadas, pocas ganas de querer, valor indolente de actuar, moral que habita en lo que un día fue. La ironía maneja mi sistema, me arrastra a temerle a lo que nadie antes temió, un temor que marea la cabeza, que choca con voltajes en el pecho...
El dolor de un cuerpo con paraplejia interna no puede explicarse, no se entiende hasta que los pensamientos se vuelven susurros . susurros que brotan en lágrimas, lágrimas ardientes que resbalan hasta tu pecho, expandiendo un agujero negro en el alma.
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