Para vos solo hay amor. Nada más.

Empiezo a creer en tu palabra como una religión. No encuentro una señal de que me tenga que detener. No tengo más control sobre mí misma. Siento que ya no alcanza con lo que existe ni con lo que ya está escrito.

Este verano voy a poder escribir tanto sobre vos que estoy emocionada. Es un diciembre diferente. Por el pronóstico, va a ser un enero completamente desquiciado. Las causas tienen extrañamente tu condición: tu nombre y apellido. Me falta dimensión, lectura y poesía en el cuerpo para medir esta locura. Voy a estar trabajando en mi bronceado con tu sonrisa quemándome las retinas. Y el verano no va a detener su ardor, ni va a poder evitar que me sienta débil por tu presencia. Minutos con vos me descolocan para siempre. Nunca estuve de esta forma, nunca me quise comer tanto desde adentro por lo que me haces en las tripas. Estoy caminando descalza por un sentimiento completamente nuevo, sin miedo a cortarme los pies, (aunque hayan vidrios y navajas por los lados). Sos frío al tacto, sos muy difícil de alcanzar. Soy más fuerte que todos mis hombres, a excepción de vos. Araño tu silueta en mi cabeza en esas horas, días que se vuelven años cuando no estamos enfrentados con un escritorio de por medio. No dejes de ser dulce conmigo, por favor. Qué costumbre la tuya de pintarme de los colores que vos tenés puestos.

Vos sos hermoso y yo perdí la cordura.