Para tu sombra, con amor.

Esa tormenta que atormenta encuentra su calma.

En el caos también hallamos la manera de acompañarnos, refugiarnos y encontrar la paz que está en uno mismo. 

Te acompaño en sentimiento, pero te aseguro también que en la sombra hallamos quién verdaderamente somos, como humanos, como cuerpo y como corazón. En ese que bombea latente y nos permite darnos cuenta qué tan nerviosos estamos o se nos paraliza el cuerpo sin comprender por qué está regresando esa oscuridad que nos carcome todo por dentro. Pero también en esa furia que se siente y sentimos que se nos incendia nuestro hogar, ahí en el detener de los días, las horas y no comprender en que dimensión estamos o vamos, ahí, descubrimos la presencia. ¿Que te aconsejan para detener la ansiedad que te hace ir corriendo o así se siente? Estar presente, quédate quieto. Detenerte a apreciar que sí tenés hoy, que mañana quizás ya no está y por qué? Porque nadie está para siempre, todos nos vamos de acá, la muerte es segura. Entonces permitite liberarte de toda sombra que opaca ver la vida con más claridad y amor. Perdonala, abrazarla, comprendela. Que lleve el tiempo que considera la vida que tienen que ser, pero comprender que hay un dolor, una sombra, una oscuridad hace que le quites poder. El poder que se transforma en resiliencia, en amor, en paciencia, en empatía. 

Ser presente, apreciar lo que hoy tenemos es callarle la voz a la oscuridad que se aproxima cuando nos hace creer que no, que no tenemos nada. El camino arde, en él hay piedras que se hacen perder, pero el que sabe apreciarlo y aprende de él, en el poder de uno mismo sin tanto esfuerzo ni dejar todo de vos en él, simplemente bancandote los trapos dándole amor y paciencia. Ahí, la perspectiva cambia y quizás la sombra te acompaña pero no atormenta. 

La paz comienza en nosotros, es el regalo que le damos a la vida de ofrecer nuestra mejor versión 

Permítete renacer.