Para mi futuro yo
En estos otoños tan oscuros y helados que azotan nuestros días, surge una inmensa melancolía que recorre cada extremo de mi cuerpo, la incertidumbre y las ansias de saber qué es lo que pasará, sí todo lo que hoy existe en mi seguirá existiendo el día en el que vuelva a leer esto.
Sentimientos alborotados y la escasa capacidad de poner en palabras todo lo que se me ocurre.
El deseo impoluto de saber sí firmare el contrato del amor, sí la solicitud del mismo será de la manera más romántica posible, -una noche cualquiera en algunas de esas metrópolis en donde yo deseo vivir- sí existirá alguien que pueda querer quedarse toda una vida conmigo, sí cada día que pasa soy feliz.
Deseo saber sí seré buena madre, sí mi hijo o hija se acurrucara conmigo para dormir las obligatorias siestas de cada tarde, sí la hora del té se volvió su preferida -incluso sí la hora del té, es la hora de la chocolatada-, sí su pequeña y tierna mano se sujeta a la mía para ir al jardín.
¿Será que visite todos aquellos lugares con los que tanto soñé? Espero haber recorrido alguna playa de Brasil descalza justo como solía hacerlo con mi mamá, con el viento azotando nuestras caras y el sol bajando, riéndonos de lo más remoto. Espero haber visitado el viejo continente (nuevamente y de forma más amplia) junto a alguien que se interese tanto por los eventos del pasado como yo, visitar el Vaticano por segunda vez para pedir ante -lo más cercano que existe a lo divino en el mundo- Dios, la prosperidad y el amor eterno.
Creo en la prosperidad de mi carrera, siempre me consideré una persona justa y equilibrada -hasta cierto punto- sé que en alguno de esos futuros no tan lejanos, terminaré en una fiscalía o en una oficina de derecho familiar. También sé, que en cuanto tenga mis primeras experiencias maternales escribiré diarios para poder materializar el amor de una madre. Sé que escribiré cuentos infantiles, con conejitos siendo protagonistas e historias absurdas pero un tanto simpáticas. Sé que preparare todo con mucha ansiedad y nervios, que no podré resistirme a comprar una ropita linda con colores lindos o algún peluche con forma de osito.
Existe en mí una cierta sensación de paz a la hora de pensar en esto, como sí de esto se tratara la vida para mí, quizás es porque suelo ser muy ingenua y soñadora, pero sí no fuera de esta manera, dejaría de ser yo.
Emma del futuro, espero que nuestros valores sigan intactos con los años, espero sigas defendiendo tus ideas políticas y sigas pidiendo sorrentinos con tuco cada vez que vayas al rock and feller. Seguí amando lo mundano y atesorando momentos irrelevantes pero a la vez tan especiales. No cambies nunca, ni permitas que nadie más rompa tu pequeño y noble corazón.
Te abrazo desde el pasado con la ilusión de que mañana estés -estemos- mejor.
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