Amalgama perfecta entre dureza ,determinación y pasión, mezclado con humanidad, generosidad, amor mucho amor y una cantidad excesiva de benevolencia. Nacido y criado en un remoto pueblo de Peru, a quince kilometros del cerro de pasco en el año cuarenta y ocho, en una finca llamada “Pichui cancha”, en donde convivia con sus abuelos y docientos veinte obreros. Tan solo con ocho años partio desde su finca natal hasta la gran capital, Lima para poder seguir estudiando en la secundaria. Ingreso al Colegio San Carlos como pupilo egresando en el año sesentay cinco e ingresando al año siguiente a la facultad de medicina, realizando hasta segundo año de la carrera. Fue ahí cuando por cambios políticos, la facultad dejo de dictar clases y decidio meses mas tarde, partir hacia argentina para poder terminar sus estudios.
Hombre carismático, con una mezcla de rasgos incaicos y españoles en su rostro, su cabello tupido y renegrido, ojos con una pizca de tristeza, quizás por que su camino fue un poco árido y hostil, pero a pesar de ello siempre se supero. Sus manos algo pequeñas para las de un hombre promedio pero sus dedos gruesos que tan solo con una caricia te dejaba el alma contenta y te hacia saber que todo estaría bien. Su Sonrisa algo sutil y espíritu joven, dos características siempre presentes, que fueron las que lo convirtieron en ese papa dispuesto a jugar entre muñecas, ese mismo que me enseño a andar en bicicleta sin rueditas haciéndome creer que el seguia sosteniéndome de atrás mientras corria a mi lado. Ese mismo que me enseño la belleza de un paisaje y el silencio de un atardecer, la experiencia de viajar y sentir el viaje en el cuerpo, con todos y cada uno de los sentidos, el mismo con el cual corriamos en días de invierno al costado de la ruta junto a mi perro, ese mismo que cocinaba un rico menú , en donde el arroz y la papa eran infaltables, papa que tantas veces hizo de mamá , papá, complice y amigo de juegos y charlas.
Los años han pasado y aquella imagen fisica que tenia de niña con respecto a ese papá se fue modificando. Algunas canas se dejan entrever en su cabellera y barba, nunca fue alto pero ahora por el paso del tiempo lo noto cada vez mas pequeño, como si llevara una roca en sus hombros, como si la vida misma le pesara, con todo lo vivido, que no se define en bueno y malo, solo lo vivido. Después de todo uno es el resultado de los caminos por los cuales opto transitar y también por los cuales eligió no tomar.
Cada vez, casi con mas frecuencia hay que hablarle mas alto, cierra sus ojos al hablar, eso casi siempre lo hizo pero jamas pregunte el motivo, sus manos con algunos rastros del paso del tiempo pero igual de firmes que un muchacho de 20. Meticuloso y decidido en cada una de sus decisiones, jamas dudando de los pasos a seguir, viviendo esta vida con alma joven y plena, ejerciendo su amada medicina con la misma intensidad que un estudiante recién recibido. Hoy miro a mi padre y creo admirarlo con los mismos ojos de niña, sus defectos de hombre son tan insignificantes y su virtudes de humano tan grandes, que sigo observándolo como esa pequeña que lo miraba cautivada. Hoy ambos ya no somos los mismos, el paso del tiempo y la vida plantaron bandera en nuestros rostros ,pero en mi alma, sigo siendo una chiquita que te admira y vos un papá que corre a mi lado, haciéndome creer en mi misma para andar, ya no en bicicleta, sino es esta gran aventura llamada vida.

Tinta_bravaa
Popurrí de textos olvidados en algún rincón, recortes de mi vida. Lineas escritas en mi diario intimo de adolescente, en hojas de carpetas, en archivos de word.
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