...
Por lo que de allá vino.
Aunque no me rindo,
yo sé que pierdo,
porque no puedo,
porque mi locura
se enfrenta a todos los cuerdos.
Aunque no me rindo,
no espero ya el cielo,
porque lo han urbanizado,
porque le han puesto precio.
Aunque no me rinda,
cada vez que amanezco,
sé que estoy solo
y solo perezco.
Solo contigo que quieres mis quieros,
pero tan solos somos,
que todo es desierto.
Aunque no me rindo,
aunque mire bien lejos,
no veo futuro,
solo veo pendejos.
Y no, no me rindo,
pero pierdo mi tiempo.
...
Al menos, mirar la luna.
He buscado entre esas cosas
que aparentan ser tan mías.
En bolsillos y cajones.
En los oscuros rincones.
Levantado el polvo de los bártulos
que abarrotan las estanterías.
Y no, por muchas vueltas
y el responso a San Antonio,
no he encontrado otras vidas.
Vivir como si hubiera más de una,
eso hacemos,
confiando los sueños
a otra que no es esta.
Y al acabar, nada queda.
Sin percatarnos,
olvidamos que vivir
es ahora o nunca.
Y llenamos de nuncas
la vida.
Luna de alma negra.
La imaginación de escritores y guionistas puede hacernos ver a nuestro satélite como una estructura artificial de origen desconocido pero de una civilización que en comparación sitúa a la nuestra en una primigénea edad de piedra. Aún así, ante la inminente destrucción de la Tierra por una especie de ataque lunar, el héroe americano, Marines y NASA mediante, consigue salvar nuestro hogar azul pálido.
En el cine son los estadounidenses quienes salvan al planeta de todo tipo de eventos catastróficos. En la vida real, ellos tienen la culpa de la mayoría de las miserias humanas.
La realidad superando a la ficción.
¿Miramos arriba o a la pantalla?
A la pantalla.
(Oración de mi razón).
Tú.
Dios que creas demonios.
Dios que creas infiernos.
Dios que permites las guerras.
Dios de hambres, de enfermedades... de tanto y tanto sufrimiento.
¿Por qué el Paraíso ha de ser luego?
¿Cuál es el juego?
¿Te diviertes?
¿Para qué la vida si lo bueno es estar muerto?
Lo sabes todo... pues ya sabes quienes son buenos...
¿A qué viene esto?
¿Necesitas procesiones, alabanzas, rezos?
Pobre Dios, ¿Qué dice de ti todo eso?
... hay tantas razones por las que no creo...
Yo os digo.
Al parecer, si se juntan todas las palabras que en la Biblia se atribuyen a Jesús, la cosa da para no más de dos horas de discurso.
Y con eso llevan 2000 años lucrándose.
No creo que haya habido ninguna conferencia en toda la historia con resultados tan productivos.
Palabra de D.
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