Esperamos un año entero
a ver este paisaje hermoso;
flores floreciendo y colores
coloreandose, la luz lúcida
como anhelamos esa vez.
Usamos al frío de excusa
para abrazarnos y no era
suficiente, seguías lejos
de mí, te necesitaba cerca
y empezaste a alejarte.
Las hojas caen sobre nosotros
juntando tierra y polvo y yo
las guardo porque no me puedo
deshacer de los únicos días
que me permití desconcentrarme.
El sol impacta con mi rostro
pero no ilumina más que
lágrimas sin la inocencia
que veo en los niños jugando
haciendo renegar a sus padres,
pero nosotros no los trajimos,
olvidamos a nuestros hijos.
Me abrazo mis propias rodillas
en un intento de recuperar
aquella sensación que extraño
y ahora siento que no vuelve
aunque te espere otro año
o miles de ellos, te llevaste
el paisaje que nos correspondía.
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