Es de madrugada, otra vez. Los grillos gritan, no hay nada bueno en la televisión. Soñé que te veía. Las calles están en silencio, pero en mi cabeza hay mucho ruido, mucha culpa que no me deja dormir. Por suerte llueve. Me paro de la cama y voy descalzo, caminando por la sala hasta llega a la cocina. No veo bien, tengo severa miopía. Saco de la parte de arriba de la nevera un pote de helado. Me gusta comer de madrugada, me ayuda a pensar, o a veces me ayuda de dejar de pensar.
Siento frío, me duelen los huesos, adelgasé de la angustia. Mis ojos rojos acausa del cigarro de la noche anterior. Es de noche otra vez y siento como mi vida pierde el sentido, mi psiquiatra dijo que definitivamente es otro cuadro depresivo y que necesito mucha fuerza de voluntad para salir de ahí, pero ya no puedo.
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