El otoño se apodera de las calles y su cielo, blanco y plomizo, me recuerdan a los días sin verte.
Las hojas, agarradas a los árboles, realizan su último baile y se desprenden resistiéndose a la gravedad hasta reposar en su lecho definitivo.
El crujido de esas hojas al pisarlas me transportan a tu sonrisa. Esa sensación de placer, de necesitar pisarlas y escuchar su canto me gusta, igual que el movimiento de tus comisuras hacía los costados y el entreabierto de tus labios dejando asomar tus dientes. Tus labios rosados despiertan en mí los deseos de acercarme.
Ya no se si es deseo o recuerdo pero me transporto a algún lugar sin tiempos ni miradas para poder disfrutarlos.
Primero una caricia con la yema de mis dedos, bien suave para sentir esas nervaduras cómo las hojas del otoño. Después acercar mis labios hacia los tuyos para atraparlos en su totalidad, y mí lengua; caprichosa y caliente entrando a tu boca buscando la tuya para jugar la contienda del beso.
Una paloma se posa en un cúmulo de hojas y el ruido de su aterrizaje hace que vuelva a la realidad, esta que te pienso y no te beso. La paloma me mira y vuelve a volar, ahora las hojas se desprenden del suelo y vuelven a bailar unos centímetros, secas, marrones, amarillas. Esa escena me vuelve a mí nirvana instantáneo en donde vos y yo estamos enredados en un espacio sin tiempo. En donde sentirnos las pieles nos erizan las mismas.
Me empiezo a dar cuenta que no es voluntario pensarte, ya estás ahí, apareces, la imagen de tu rostro y la luz de tu sonrisa eligieron mí mente para anidar. Ni hablar de la transparencia de tu mirar. Creo que eso es la energía que activa mis deseos.
Cómo cuando pasamos el pulgar por un libro para que pasen todas sus hojas, vienen a mí cientos de imágenes tuyas que fui recopilando cada vez que nuestras miradas se encontraban, también tengo imágenes en las que vos no me estás mirando, pero yo si.
Nosé como quiero q siga esto, me da miedo escribirle algún final a esta historia, me angustia imaginarme algún desenlace. Me desespera un poco no hacer lo que quiero hacer cuando lo quiero hacer.
Me duele saber que no estás.
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