oscuridad densa y opresiva,
se desliza el peso de lo desconocido,
sigiloso y no emite ruido,
desciende de las alturas,
hasta rozar mis pies con su presencia relente
sus garras, afiladas, provocan estremecimiento en lo profundo de mi ser,
y todo culmina en una explosión,
repulsiva y cargada de malos pensamientos
en esa noche,
mientras batallaba en las sombras,
interrogué al cielo por el fin de esta aflicción
él me hizo sentir insignificante,
me redujo a nada
aquel momento,
a mis once años,
aprendí que los monstruos adoptan rostros y voces familiares
me encuentro sumergido,
temblando como si fuera algún artefacto dañado y listo para caer en el olvido,
borrando mis lágrimas tal como él me enseñó
mi cuerpo, exhausto y adolorido,
se deja ir por el flujo del agua,
que me atraviesa como un mapa
con líneas violetas marcando
fronteras ignoradas
soy un soldado en apariencia,
pero no, no soy un soldado, señor,
soy un soñador,
y cada noche sueño con alzar el vuelo
soy un actor consumado,
tejiendo mentiras,
guardando secretos que me atormentan en la oscuridad,
aunque eso me despierte,
grito,
empapando la cama,
ellos claman por salir,
desesperados,
anhelando libertad,
como yo
desearía encontrar mi muerte,
infligir el dolor suficiente para engendrar alas,
y así intentar alzar el vuelo
a veces, mi memoria se desvanece,
olvidando qué es amar,
incapaz de evocar la voz de mi madre
trato de cerrar los ojos e imaginar,
que estoy a salvo, lejos del peligro, y ella me sonríe
desearía,
querría,
mataría,
para que todo concluyera en un espectáculo de luces danzantes,
azules y rojas
desearía,
querría,
mataría
por poder probar eso que llaman libertad
Si te gustó este post, considera invitarle un cafecito al escritor
Comprar un cafecitoRecomendados
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión