Apolo se llama mi gato.
Aquel que me brindó diversión en
los días que la tristeza invadía mi corazón.
Llamado así por el dios del sol,
con ojos del mismo color.
Cada fibra de su melena brilla
con la luz.
La chispa divertida en sus
ojos abraza la culpa de mi pérdida anterior.
Su pelaje blanco,
que a veces se ensucia con las
memorias de anteriores.
Las manchas grises que avivan
mi marcha.
Las huellas marcadas en la
alfombra aterciopelada por la que pasan.
En su mirada está el reflejo de una
anterior mascota que calma mi alma.
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