Ojos cansados
I
Mis más fieles compañeros,
de un día al otro me abandonaban,
se marchitaban y me acariciaban
II
El reflejo que creía presente
era nada más una vieja ilusión.
¿Cuándo todo cambió en ellos?
III
Si los veo como cuando tenía seis años,
corriendo a la avenida llamada,
destinos de la vida,
dulce alegría
III
¿Por qué?
¿Por qué se adormecieron?
¿Se tornaron a no dar más?
No dar más.
IV
Los viste dos y cinco,
y al sexto preguntaste:
—¿Por qué estaban casi muertos,
sin aliento,
cansados,
buscando nuevos comienzos,
de pie en el tiempo?
V
Y los volví a contemplar:
eran dos ojos,
llenos de memorias vacías,
dolor del pasado,
unidos en forma de nudos,
que caían al astro de mi faz
VI
Busqué llenarlos de nuevas historias,
sabiendo que tal vez
su aspecto sería peor.
VII
Pero el detalle perfecto
era que en ellos
se vieran restaños de altamar
en un día fugaz.
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