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oda a tanto tiempo atrás y a la esperanza

Jun 28, 2025

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oda a tanto tiempo atrás y a la esperanza
Nuevo concurso literario en quaderno

estuve buscando tus ojos. estamos en la institución de nuestras ideas y los encuentro. brazos largos, se enlazan fácil. hay un contraste límpido en nuestras pieles. trigueñas y oscuras. conversamos a través de la noche, noches largas, vasos de fondos largos, largas distancias tenés que recorrer al principio, para acercarte, para conocerme. me hablas del cielo, del propósito. yo te hablo de la fuente. de la luz. no tengo idea de la luz, todavía no la encuentro. veo un incierto rastro de algo que debe parecerse a la luz en tus ojos. no la conozco pero me la contaron, como una mitología. autoproclamada. una claridad ineludible. no le presto atención, me pierdo en el enredo de tu pelo en el viento. en la estación de siempre, te lleva la luz verde, te vas todavía más al fondo. yo veo el rojo en todos los lugares. lo sigo viendo. se desdibuja el enredo de tu pelo en el viento. pasaron años. no me olvido de tu pelo en el viento.

esta noche contamos historias. qué historias si todavía no pasó absolutamente nada. está empezando. hay una inquietud en el céfiro en el camino de vuelta, una extrañeza agridulce. no nos permite callar. presagios inadvertidos. histriónicas interpretaciones de lazos y de toques ficticios. pero yo te creo. hacemos todo bien en nuestras cabezas. fragmentadas. proyecciones sagradas. vos en mis brazos. todavía me hiela la luz cálida de esa habitación, donde comulgaban el frío del piso y el calor de nuestras manos rosadas. rozadas. toda la noche, mesuradamente. como si no nos diéramos cuenta. me prendés el cigarrillo en la ventana. a la mañana, música y cigarras y dormimos lejos. gritos anónimos templan la tarde. no se goza el silencio en pasajes inadaptados. la calle se desborda. nunca logro dibujar la ida. con lo fácil que nos era. irnos de cada lugar de cada momento que ahora añoramos noche tras noche tras noche.

pero ese verano me corta como una daga. se muere en un destello. se termina como aquella canción. es abrupto pero deja un eco que se desvanece y yo lo persigo. pero no es ese verano, son los próximos. y la lluvia de mi cumpleaños. de nuevo me voy, de nuevo vuelvo al principio.

no hablo con nadie hace 6 meses. qué fue de vos. incienso y cloro sofocante. día y noche hablando con los muertos y velas ilustrando el membrillo. siento suaves toques en la sombra, pero no es una sombra oscura. es arcaica y familiar y su toque prende. confieso todo el tiempo. lo mucho que te odio, lo mucho que te amo. y me beso el alquitrán en la punta de los dedos. miro por la ventana y te pido, te ruego. tres mil veces tres. me deshago en el latido de la bestia en la noche, en el fondo, donde me espantan las arañas que en realidad no están ahí. por primera vez, lloro en frente de mamá.

despierto otros ojos. cruzo autopistas. veo las estrellas todas las noches y pido de nuevo algo parecido a la luz. ni siquiera la quiero, es como si estuviera a punto de tocarla pero no estoy segura. no hay certeza en nada, ni siquiera en las hojas amarillas. se desvanece todo cuando ni siquiera quedan las palabras en tinta. nadie las vuelve a leer jamás y todo lo que sentí queda perdido. me pierdo tanto que me cuesta años encontrar todas las piezas. cuando veo que es imposible, te encuentro. me junto con tus piezas también.

una figura azulada, que crece tanto. cuerpos celestes en tu roce. quién te encuentra. creo que vos me encontraste. hay algo grabado en mi hombro de esa madrugada hace ya tantos solsticios. había algo que ahora ya no cuadra. la inocencia. sé que está tan perdida. se desagua el sol de junio. nos mojamos con el vino del otro y la estridencia de tu risa. me hundo algunos segundos. tan abajo. la pienso ahora con su profundidad. y el rencor. y me pregunto si alguna vez voy a volver a encontrarte. quedé marcada. como algo que quizás no vuelva a repetirse. no me atrevo a borrar el quizás.

en el huracán del júbilo, justo en el centro, están tus ojos. no puedo dejar de hablar de tus ojos. de lo que contienen. todo esto, yo lo ví. a veces sueño que todavía lo sigo viendo. que no somos personas completamente diferentes. tu aliento azucarado y tropical. lo pedí de vuelta cuando el clima me dejó absorta. el clima también contiene. reclama mi sensibilidad trasnochada. que pulsa, todavía. y te llevé toda la noche, pero todavía no llegamos. todavía tengo que hablarte de cómo encontré la luz. creo que ya lo imaginás, creo saber en qué par de ojos. qué candidez perspicaz. cómo puedo describirlos si no rebosantes de encanto. y eso lo confesé en alguna carta lejana.

no puedo dejar de hablar de los ojos. de lo que contienen. no puedo prescindir de esto. son caleidoscopios. jacarandás y melaza. entrelazados los dos, no pudimos. televisiones plateadas a la madrugada. vos llorando, yo acariciándote el pelo. vos y todo está mal mal mal. siempre. y a veces es mi culpa. qué frivolidad e intrascendencia. pero no tenés idea de que no es cóncavo, es tan vasto que es subterráneo y azul. y tan embriagados cada. vez. en terrazas y besos cítricos. tantos que nunca voy a poder contarlos. tantas veces que me olvido de todas y cada una. pero me acuerdo tanto de lo que sentí. sentada en cercados con tus brazos en mis piernas y la adolescencia. qué dolíamos si todo lo que vamos a doler es el otro. para siempre. te sigo buscando. sentados en el piso y en canciones gastadas. literatura insistente que desemboca en ríos que fluyen y se ramifican. cambian como los cuerpos cambian como las corrientes. es el mismo río o es un río completamente diferente. y eras siempre el mismo. pero cambiado. y el agua turquesa que me salpica pero no me moja. y no puedo enterrar la cólera. y ahora ya lo sé.

pero es entonces y no es ahora. ahora se desenvuelve tan lejos de nosotros. pero antes. era como un impulso natural, necesario. ocaso de ensueño. una fantasía donde tu boca se adhiere a mi espalda y hay un quiebre. una colisión. un desastre natural esperando a pasar. seguido de un desbordamiento. un continente. la nostalgia.

tu perfil contorneado en ensueños. tu aura pletórica. aguamarina. tengo que dejar de idealizarte y empezar con él. qué fatalidad. la contamos como un cuento de horror, donde nos vimos desnudos y me quisiste igual. y yo te quise diferente. murciélagos en tus pestañas y tus ojos estrellados que todavía me encuentran, eso es algo que nunca cambió. un endulzamiento para toda la vida. no hacíamos nada con nuestras manos, nada excepto escribir. estaba todo dicho en palabras escondidas. nos mirábamos y también existía en ese espacio. y la falta de decisión en los jardines. estaba sentada en el pastizal y me diste la mano, me hablaste de otras lunas. perpetuamente eclipsadas. quedó todo el deseo en los parques e inviernos. tan atrás. en besos espesos y tu temple noble y tierno.

cómo sigo cuando tengo que contarte todo pero todo está impreso en momentos y palabras ya escritas. cuántos diarios cerré susurrando tu nombre con sonrisas y lágrimas y entradas de cine. no fui capaz de besarte bajo la gran pantalla. y siempre llegaba tarde. mientras vos dormías lloré en la otra habitación. estaba aterrada de que nunca más me fueran a amar. y sería injusto hablar del amor que demoraba en espejos de obsidiana. en tardes nebulosas. no me acuerdo de cómo llamaba por mí. y me escapé tan lejos tantas veces. ya no.

descanso pendiente a tu hombro. estrella dulce. coco y vainilla. abrazos dorados, noches tantas. dormís conmigo cuando llegamos y entonces ninguno tiene pesadillas. entonces a ninguno lo persigue ningún sueño del pasado. está perdido entre luces titilantes y brebajes oscuros. y el brillo de tu pelo en la oscuridad. estoy rojiza y encaminada. sigo perdiendo. pero también encuentro. manos que se levantan. manos en volantes que se deslizan abajo. ahora son conocidas. manos en bares desconocidos. ahora son conocidas. hay una frescura en el invierno que es tan intranquila y bienvenida a la vez. el sol se oculta en el hueco de tu cuello, después mi cabeza. estoico o tierno. no hay decisiones que tomar. tampoco promesas. suelo caminar de vuelta. el ocaso esclarecido ahoga las casas y los árboles. hay un buen augurio. signos que no busco. una esperanza en la mariposa vítrea que soñé en mi último sueño. en el cielo ámbar y la luna anillada que me suspira y me encandila.

orquídea azul

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