Octubre

Han pasado 13 años y te pienso.

Sos como esos libros a final abierto donde uno se inventa nuevos encuentros junto con sentimientos floreciendo en cada atisbo en que siento que te encuentro, luego despierto y la claridad del sol me choca junto con la actualidad donde mi corazón me dicta que ya no estás.

Quizás sea un error mío aferrarme al mal destino quien alguna vez me hizo tropezar contigo y que hoy te tiene lejos mío, pero pese a que el tiempo corre, los árboles siguen susurrando tu nombre. Y las flores de loto florecen resplandecientes esperando al ausente, a quien por tantas noches le dedique las estrellas, lo abrigue durante el frío y cure en la enfermedad. Te quise cuando tu memoria yacía dormida y solo me veías como un extraño desolado quien aún no se ha casado, mientras te curaba porque pese a no saber de mi, aún me mirabas como aquel día donde te conocí. Sé ambos estamos atados a un roto porvenir, pero aunque todo ya este escrito y se me indique que así sera mi camino, aún así seguiría contigo, aunque te encuentre y luego desencuentre, aunque pasen los meses y no te lo confiese, aún te seguiré amando y haré lo necesario para no corromper los recuerdos en tu memoria de todas esas noches donde te mire y sin hacer nada tú lo supiste, sabías que caminaría hacía ti por el resto de mi vida.

Aún mantengo mi promesa de adorarte y cumplir todo lo que alguna vez soñaste en grande y que con tus ojos brillantes me contaste bajo la luz de la luna en aquel verano que por primera vez en mis cortos años no lo sentí desolado.