El Túnel es la obra de comunión perfecta entre la novela psicológica conductista y la novela interior kafkiana, cómo dijo Angel Leiva acerca de Sábato “El túnel es un ejemplo de su necesidad de indagar las relaciones entre conciencia y mundo.” El Túnel, como obra, relaciona dos enfoques literarios, entre el análisis de la realidad (y del comportamiento humano) y por otro lado la novela intuitiva y emocional.
Mucho se puede decir del estilo de Sábato, directo e intencional, ecléctico en tanto en cuanto combina espacios distendidos de diálogo y acción con otros de reflexión en los que Castel ahonda dentro de su propia alma, o más bien cae en una espiral de pensamientos incontrolables que le acaban sometiendo. Siempre se ve la realidad a través del ojo sesgado y subjetivo del protagonista, aquel que se encuentra constantemente reflexionando acerca de sus acciones, analizando y juzgando las acciones del resto de personajes. Es una novela con un carácter psicológico marcado
Sin embargo, lo realmente interesante de la obra es su contenido. Desde un inicio se plantea un suceso traumático como eje principal de la obra, la muerte de María. Este hecho que claramente es un caso de feminicidio, es el que vertebra la obra de Sábato. ¿Por qué plantear un feminicidio como historia? ¿Cuál es el objetivo? ¿No será acaso una contextualización completamente preconcebida para poder reflexionar sobre una realidad social?
El Túnel, ya desde su publicación recibió una variedad muy dividida de críticas. La presentación de un crimen de esta naturaleza genera respuestas muy viscerales en el lector: respuestas positivas (análisis, contextualización, pena y comprensión) y respuestas negativas (incomprensión, visceralismo, escándalo). Ambas son completamente válidas hasta cierto punto, si bien ambas tienen sus matices. La pena y comprensión que se puede sentir hacia un personaje como Castel es limitada, todos comprendemos que matar a una mujer por el hecho de no cumplir nuestras expectativas emocionales tiene un nombre, y sin embargo, vivimos en un mundo tan influenciado por ciertas comprensiones tradicionales de los roles de género que hay gente que justifica (si bien no defiende) este tipo de actuaciones. La crítica positiva mayoritaria acerca de la obra fue la de analizar el contexto de soledad del individuo, hacer énfasis en este sentimiento de soledad y cómo afecta psicológicamente al individuo. La soledad masculina es un hecho, estamos de acuerdo en esto, pero las raíces de este problema se pueden intentar enfrentar de distintas maneras. No es lo mismo enfrentar las raíces socio-histórico-culturales de la soledad masculina, que culpar a movimientos emancipatorios como el feminismo de no enfrentar directamente esta problemática particular. Cada día de la mujer se convierte en un festival de preguntar cuando es el día del hombre, de decir que las mujeres lo tienen fácil, que las mujeres antes no trabajaban o no morían en la guerra. Sin embargo, estas personas no se paran a pensar en el origen de estos problemas específicamente masculinos, como que los hombres siguen siendo educados en tratar a la mujer como la alteridad o en mantener una existencia inexpresiva, apática y evitativa.
Es cierto, la novela plantea una realidad dura, pero cierta. El hombre, Castel, sumido en una realidad profundamente solitaria e incomunicada, encuentra consuelo en una mujer que por primera vez en su vida le aporta unas migajas de comunicación. Y digo migajas precisamente por la precariedad de esta comunicación. Y sin embargo la obra peca de realista, no es una obra analítica, es una obra representativa. Sorprende, teniendo conocimiento del pasado comunista de Sábato, esta falta de análisis material de la realidad de la mujer en su época. Pero también debemos recordar que el escritor no es libre de su circunstancia.
Por lo tanto la obra no deja de ser una buena representación del hecho, pero no es un buen análisis de su causa. Es una buena representación y profundización en la mente masculina, pero no una exploración de sus fundamentos histórico-ideológicos. En su contenido es rica, en su capacidad investigativa deja mucho que desear. Y sin embargo, uno no puede evitar elogiar la soltura, naturalidad y copiosa cantidad de detalle acerca de la psique humana con la que Sábato ha insuflado la narración.
Por otro lado, como síntesis de la novela behaviorista y la novela subjetiva es un caso paradigmático debido a la realidad ecléctica vivida por Sábato. Caso paradigmático que será ampliamente reconocido por Camus que llegaría a decir: “Admiré su sequedad, su intensidad [...] Espero que obtenga en Francia el reconocimiento que merece”. Y no es de extrañar, el desarraigo impregna a esta obra y con ello la desesperación y la búsqueda de sentido.
Rechazo el concepto clásico, debido a las implicaciones histórico-sociales que posee este término, y El Túnel es un caso especialmente importante para entender la mutabilidad histórica de la literatura, necesaria pero con una realidad social intrínseca descartable. Con esto no busco decir que no sea una buena obra, todo lo contrario, y desde luego no es una obra que no debería leerse debido a la caducidad de su planteamiento, es una obra que recomiendo encarecidamente su lectura.
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