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Óbito

lu

Nov 29, 2024

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Aunque sostenías con fuerza nuestro paraguas en todo momento, no hallaba solución al diluvio dentro de él, era un paraguas descompuesto. Fue mi culpa tenerte debajo de él. Fue mi culpa no prender la televisión y ver el clima, fue mi culpa querer atravesar una tormenta pensando que éramos lo suficientemente fuertes para que el viento no nos arrastre lejos. Nunca quise que ser yo quien quitase tu mano de mi brazo porque amaba tu agarre y calidez. No deseé ser esa persona que se hiciera a un lado y te abandonara sola con tu peso tan ligero. No miré atrás, no sería capaz de ver nuevamente el dolor reflejado sobre cada una de tus lágrimas. Odié la lluvia por recordarme a ellas, odié las gotas por evidenciar mi imprudencia.

Todo es mi culpa en esa escena del crimen, fui tu asesina prometida y no quise terminar por matarte. Me asesiné como un intercambio, de todas formas ya estaba muerta al perder tu sonrisa.

Pude imaginarme construyendo una capilla con mi fé y nada de eso te traería de regreso a mí.

Y si mi abuela se enteraba, me mataba. Pero me arrodillo en vos. Soy como un devoto que se arrodilla ante su deidad, que clama piedad, que muere de soledad, que pide otra oportunidad.

El silencio me atraviesa el corazón como una flecha y me lo dice todo.

¿Cuánto más tengo que arrastrarme? No soy sutil. Inmortalizo todas las calles de mi arrepentimiento por si volvés.

Me atrevo a visitar donde tu nombre alguna vez fue la representación de flores creciendo en las grietas de las veredas. Estoy tratando de saldar nuestras viejas cuentas. Tu fantasma me persigue lejos en advertencia para que me pierda. Y entonces no hay chances que yo vuelva.

Sin embargo soy imprudente y aún veo nuestra casa desde la otra vereda.

lu

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