tiempo,
sé que te he pedido que
retires tu paso,
que tus labios revienten
y te destripe el mar;
que los arcángeles sean dardos,
encadenen baúl tu rubor de cifras
y tus agujas tumores de velas
en jauría llameante de granizo.
tiempo,
apiádate, ¡oh, de mis cunas ataúdes!
apiádate de los de papilas quemadas
que fenecen ciegos al no toser ojos ante el
sol vasallo de huecos; o al derrocarlo de su
anaranjada cruz de oro; o a la lágrima huérfana
de la luna, carne podrida, cuerda a la
estrella sangre, prefiere horcas, que hálitos sin él.
muerde sus clavos a la pálida cruz,
¡con eclipse en su vida, las olas gritan por su luz!
tiempo,
o eres la guadaña alérgica de mieles
o eres la antorcha flecha de cadáveres;
como aquel verdugo títere a su hierro de hilos,
soplas el cristal y lo embriagas de carne;
no hay balanza en ti, ni torres de gula,
ni espectro de vómitos, ni granadas de puños.
tiempo eres, ácido en armaduras, tranvía de plumas;
¡espérame, no corras más, que me siento muerto!
¡me envenenas en el río y ríes sin lecho!

𖤐๋࣭ ⭑ neil
˚୨୧⋆。˚⊹ ࣪ ˖ alquimista del verbo — poeta simbolista. “el amor infinito me crecerá en el alma.”
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