...
Con jugando.
Yo busco.
Tú buscas.
Él busca.
Nosotros buscamos.
Vosotros buscáis.
Ellos... se esconden.
Toda riqueza desmesurada está cimentada en la desmesura.
Tras lo mucho de esa minoría que lo tiene casi todo, hay abuso, robo, hipocresía, mentira. Hay delincuencia.
Un análisis somero de las mayores riquezas del mundo evidencia lo criminal del modo de hacerse con ellas.
Imaginen una empresa que se basara en el respeto máximo a todo y todos.
El emprendedor arriesgaría su patrimonio para levantarla, pero tendría el apoyo de la administración estatal, por si no van bien las cosas.
Cuando comenzara a dar beneficios, el empresario tendría derecho a recuperar lo invertido. Tendría derecho a obtener un beneficio sensato por haber asumido el riesgo. Tendría derecho a una remuneración justa por su trabajo diario para la empresa.
Y ya.
Una vez recuperado el montante de la inversión y obtenido un beneficio sensato por el riesgo asumido, la empresa pasa a ser de quienes trabajan en ella. Es decir:
Salarios justos para todo el personal. Inversión para mejora de la empresa. Fondo de reserva para contingencias. Reparto de beneficios (si los hubiera) según horas reales de trabajo, entre todo el personal.
Así sería justo el mundo del trabajo.
Será, ya saben, que me hago viejo.
El Capitalismo, mata.
El Comunismo, tramposo y corrupto, mata.
El Capitalismo, mata.
Esa bandera en frases, es la del mundo ahora.
Dos sistemas que imperan, aderezados en muchos casos por lo extremista religioso.
No hay Comunismo verdadero. Así, los sucedáneos, los en su nombre, abusan y son abusados.
Pero sí hay Capitalismo puro. Y mata.
Mata mucho el Capitalismo, y de muchos modos:
Cronifica males. Contamina. Deteriora. Empobrece. Arruina.
MATA.
El Sistema Capitalista es nefasto para la inmensa mayoría de la Humanidad y de los animales y de los vegetales.
MATA.
Es una evidencia que debería hacernos reaccionar, pero no hacemos caso.
Nuestras miradas se quedan en la cerveza fresca, en el partido de liga, en los días del próximo puente, en si el vecino se acuesta con...
Vamos al precipicio por una autopista bien iluminada y con un final indudable. Pisamos el acelerador.
Nos vemos al fondo.
Y en el fondo:
¿Qué es culpa del Pueblo?
Ha habido crisis económicas de todo tipo, y ni una sola ha nacido en las calles del barrio, en los campos de arado, en las chabolas ni entre los parados.
Crisis del petróleo. Burbuja inmobiliaria. Inflación descontrolada. Guerra de Ucrania. Subidas de intereses. Estafa de la Banca. Corrupción política.
Ninguna culpa ha tenido de nada de eso el Pueblo llano.
Pero lo hemos pagado todo. Una tras otra, las cuentas nos han llegado. Y nunca nadie ha devuelto nada al Pueblo.
Pero, y es lo doloroso, el Pueblo sí que tiene una culpa: su voto y su actitud, son la complicidad necesaria con quienes nos robaron, nos roban y nos seguirán robando.
El gusto por las cadenas de una parte del Pueblo, nos ha esclavizado a todos.
Fachapobre, tú eres culpable de que siempre paguen las crisis los inocentes. De hecho no habría tantas de esas si quien las provoca fuera quien de veras respondiera con su vida y hacienda. Lo mismo pasa con las guerras. Nadie provocaría un conflicto bélico si tuviera que ser él el primero en ir al frente de la batalla.
No mandemos a nuestros hijos a obedecer y morir por ellos. No apoyemos sus enriquecimientos. No votemos a quienes procuran nuestras ruinas.
Mientras lo hagamos, somos tan culpables como ellos.
Matamos lo nuestro.
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