Núnca fué mía.

¿Por qué me mirabas así?

¿Acaso querías decirme algo?

Quizás, no me tomé mi tiempo y me despedí muy pronto.

Tal vez, debí esperar un poco más y revolver la arena.

Porque esa mirada núnca fué mía.

Fué provocada por un amante de la picardía.

Esa mirada siempre fué nociva.

Solo una característica de la valentía.

Esa mirada, núnca estuvo reprimida,

Estuvo tan conciente que no pensaba en la alegría.

Esa mirada no era mía,

Esa mirada fué tan tuya que me confundías.

Esa mirada, no miraba lejanias,

Ella patinaba en mis pupilas mientras sonrías.

¿Ahora dónde queda la mirada,

Si resbalo en las mejillas dónde caminaban?

¿Ahora dónde miras empañada,

De susurros y secretos que no dicen nada?

¿Dónde llevas la mirada, si me encuentro atento?

Esperando suspendido sobre el hilo que descose el tiempo.

Si lo cierto es,

Que me pesa el sentimiento,

Porque esa mirada no era mía,

Esa mirada fué tan tuya que me confundías,

Que me derretías,

Que si comenzabas a ganarme, con placer perdía.

¿Dónde vuela aquella nube dónde te escondías?

¿Por qué tardaste tanto tiempo?

¿Porqué no caías?

¿Porqué creaste un sentimiento?

Dime, ¿Tú porqué me miras?

Si esa mirada no era mía,

Esa mirada fué tan tuya que me confundías.

Que me sometías.

Por fa, no te rías,

Linda, sólo mira,

Mira,

Mira que hay letras en tús ojos,

Si yo siempre fuí tan lápiz y tú tan quien me miras.