notas de febrero.

Tengo el miedo persistente de creer que no me voy a volver a enamorar, no de la manera en que lo hice alguna vez. Ese sentimiento romántico apareció una sola vez en mi vida y se fue. Quise retenerlo, pero se me fue de las manos.

Pienso que soy una chica muy cursi, fan de lo cliché. Aún creo en esas historias de amor perfectas y creo que eso me define como persona. Así como me define, también me limita. Tengo una visión del amor tan idealizada e inalcanzable que me es imposible considerar tener un romance fuera de ese concepto. Quizá soy muy exigente, muy soñadora. Tal vez me hace falta bajar a tierra y enfrentarme a la realidad, una realidad que se encuentra tan lejos de mis aspiraciones.

Me quiero enamorar, genuinamente quiero hacerlo, pero no quiero dejar atrás mis ideales, ¿o es que acaso debo conformarme con menos? Tampoco quiero sentarme a ver cómo todos van de a pares y yo sigo sentándome sola en los bancos del parque. Suena fatalista, lo sé, pero así lo siento.

Tal vez me estoy precipitando al creer que nunca voy a encontrar a alguien que comparta mi muy estricto concepto del amor. Quizá hay alguien allá afuera que crea y sienta lo mismo que yo. Espero poder encontrar a esa persona y que esa persona me encuentre.