mobile isologo
buscar...

NOSTALGIA MEXICANA

Mar 3, 2025

73
NOSTALGIA MEXICANA
Empieza a escribir gratis en quaderno

Me encontré sentada en una banca

tan lejos, tan lejos de casa

frente a una mansión abandonada;

tras la hondonada,

con cigarro italiano en mano

Bucarest me recuerda a Coyoacán

A media calle las vías del tren,

o más bien del tranvía,

con la plaza a la izquierda y

a la derecha la vulcanizadora,

escribiendo en mi cuaderno,

me siento Cărtărescu.

Aún con el cielo tan azul

y el clima perfecto

y los colores familiares

de pueblo conocido,

mis rimas vacías reflejan

nada más y nada menos

que nostalgia.

Aquí también traigo un disfraz y

aún con él, no me dejan de mirar.

Tal vez por mi tos de perra

por fumar y fumar o por mi tez,

mi idioma, mi nacionalidad.

Se tratan de miradas de curiosidad, como en mi colonia cuando me muestro trans. Aquí serían de odio, no tengo de libre la cualidad; menos libertad que en mi país, pero no menos que en mi hogar.

Desde la banquita, en chanclitas y unos shorts, me dan las doce con el Sol a todo lo que da. Veo gente pasar y cruzar la calle, los conductores más ajenos aquí que allá; la gente arriesga su vida en el paso peatonal. Con todo y leyes más estrictas, más permisos limitados, hay menos cultura vial.

En mi nación pasaría por blanca tal vez, pero aquí no, pues mi tez no se quema; color cobre con el Sol se broncea. Quizás por los antiguos moros de España o alguna herencia de sangre Mexica, dividida y difuminada con el tiempo, que me dio la empatía y paciencia para no pitarle al peatón en el alto y me enseñó a gritarles "¡Puercos!" a la policía y a dar "mordidas" cuando ignoro el reglamento y justifico: "¿Qué tanto es tanto?".

No somos perfectos, ni aquí ni allá, pues en todos lados somos humanos; legados culturales y sanguíneos sangrientos y, al final, lo único que siento es nostalgia.

Me encontré en un montecito boscoso, muy como los de mi hogar. Aunque este no había sido tocado por manos urbanas como el mío.

A los alrededores de mi lugar natal,

los pocos sitios verdes y marrones,

dónde corrían cristales

se ven cada vez más grises;

el agua cada vez más palpada

por la suciedad de la ciudad.

Cada vez más estancada,

mas no verde fangoso

sino blanco aceitoso,

gris humeado y tornasol incluso.

Ahí ya no puedes encontrar el ruido de una cascada golpeando violentamente las piedras del camino erosionado que genera tanta paz; ahí pues, encuentras lo opuesto: el sonido calmado de agua negra burbujeante que, paradójicamente, resulta repulsivo y preocupante.

Tras esa visión de un montecito boscoso

y la naturaleza tocada de mi hogar doloroso

Me encontré

sentada en un rinconcito

cubierta de plantas,

la vista tan paradisíaca

que hasta mis alergias ignoro.

Nunca antes visto un verde tan verde

como el del pasto este día.

No hay lugar en mi memoria

para un azul tan azul como el del cielo

detrás del abedul perdido en este bosque

de pino y roble.

Mis amigos: de rojo, azul y vino;

mis amores: de verde y marrón.

El eterno retorno, se repite el patrón,

pero aún así, es diferente el camino.

Nada es igual que ayer.

AndraCova

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión