Veo la inmensidad del océano buscando respuestas qué anhelo pero que sé que no existen. Me desespera saber que yo si tengo fin cuando el mar no lo tiene, aunque si yo no existo, el mar tampoco. Quizás este pensando demasiado, pero es que como no angustiarse con todas las dudas que hay en mi cabeza. A la vez que mi mente cae en un pozo también agradece y se alegra de estar donde estoy. Es muy loco como todo, hasta mis pensamientos, tienen luz y oscuridad. Todo tiene doble filo, solo tendría que aprender a escuchar más al lado qué refleja luminosidad.
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