No te fijes en su apariencia (devocional 1)

Hola, tal vez el versículo que leíste anteriormente es muy conocido, y la verdad, tienes razón. 

Hago hincapié en este, porque muy comúnmente y por ser tan humanos se nos olvida. 

 Leyendo me pregunté cuántas veces en mi vida juzgué a alguien por su apariencia. Lo que es aún peor, en muchos de esos casos hablé mal de esa persona. Critiqué y hasta me reí burlonamente. 

 También, pensando más profundamente y recordando momentos de mi vida pasada, me di cuenta que me han hecho lo mismo.  Entonces, lo que Dios nos enseña es, que no debemos mirar con nuestros ojos, es decir, nuestros ojos están acostumbrados a descalificar, a mirar lo que quiere mirar y no a observar detenidamente. Nuestros ojos parecen estar desconectados del corazón y alma, parecieran ser ojos ajenos y no le damos el uso correspondiente. Dios diseñó los ojos para que vean con amor, como su corazón, para que sean compasivos, empáticos y amables. 

 Dicen que en los ojos se refleja nuestra alma. Y me pregunto ¿Qué refleja nuestra mirada? ¿Qué opina cuando vemos al prójimo? ¿Que ven los demás al vernos?  

 Estamos en tiempos violentos, en donde cada uno se fija en sí mismo y cuando se toman un tiempo para levantar la mirada y mirar al otro, lo único que hacen es juzgar sin siquiera conocerlo o antes de mediar palabra.  Debemos mirar el corazón de las personas y no su fisico o vestimenta. Cada alma está pasando por momentos que desconocemos, situaciones que no están a nuestro alcance y que solo Dios sabe.

Cuando Dios nombró a Davir Rey de Israel, no lo eigió por sus atributos fisicos o su capacidad para cuidar de la obejas, lo eligió por su corazón.

 Es hora de mirar diferente, es hora de actuar diferente. Dios mira tu corazón, Él te mira con su corazón, a pesar de que conoce tus errores, tus secretos, tus pecados. No debemos juzgar sin conocer, tampoco debemos opinar por una apariencia. Es momento de sacar el velo de la ignorancia y la arrogancia de muestro ojos y comenzar a mirar con el mismo Amor con que nos mira Dios. 

No somos perfectos, pero si podemos cambiar nuestras actitudes. Una mirada vale más que mil palabras. Que esa mirada sea para amar y no para juzgar. 

 Padre Santo, enséñame a mirar como lo haces Tú. Quita de mis ojos todo y de mi mente todo pensamiento inapropiado. Dame la capacidad de amar y de no juzgar a mi hermano por su apariencia. Devuelve a mis ojos la mirada que diseñaste para mí. 

Has que mis ojos solo brillen de paz y amor. Amén.