No te diste cuenta pero dejaste tus abriles en mi cama
mi almohada me reclama tu presencia
mi anhelo que pronuncia tu nombre
tu espalda danzando en mi alma
angelada sensación de calma en mi pecho.
No te diste cuenta pero mientras reías
te estaba convirtiendo en poesía.
El cuaderno que me diste lleva tu aroma
en él guardo las palabras que disipan cuando me miras
o cuando tu rostro busca cercanía en mis mejillas.
No te diste cuenta pero en cada caricia un millón de versos surgieron para expresarte lo que siento.
Si tus piernas me abrazan cada día
te juro, todo karma desaparecería.
No te diste cuenta pero entre tu cuello y tu pelo ya se encuentra tatuada mi mano
sosteniendo el peso de la ternura
con tu boca rozando mi comisura
que se guarda los intentos por ser cuerdo
incontrolablemente me volví un tonto perdido en tu terso cuerpo.
Mi corazón está dispuesto a aceptar la sangre de tus venas
porque no te diste cuenta pero en cada encuentro
mis latidos te fueron eligiendo.
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