Supongo que lo digo en esos momentos donde nuestras pieles se reconocen y todo parece calmo. Lo susurro esperando que me mires con ternura, que por un instante te olvides de todo lo demás y solo pienses en mí.
Pero no confío en ti.
No porque no quiera. Es simplemente que aprendí a no hacerlo.
Te observé con atención, presté oído a tus gestos, a tus silencios, y lo que encontré fue suficiente.
No pondría mis manos donde no hay certeza, no caminaría a tu lado con los ojos cerrados.
No contigo.
No es rabia, tampoco despecho. Es claridad.
Sé cómo actúas cuando crees que nadie te está mirando.
Y aunque un día me lo cuentes todo con la voz quebrada y la mirada baja, tampoco me alcanzaría.
Porque ya conozco esa parte tuya que es capaz de ocultar.
Y no hay ternura que me borre esa imagen.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión