Aprendí que no es de idiota sentir el corazón en la boca.
El mundo giraba, pensaban que tenía una respuesta para todo. El mundo sigue girando, preguntando: ¿Por qué has cambiado tanto?
Mi destino se decretó brillante y de muchos colores. Mientras tanto, mi corazón cortaban a la mitad como cena para devorar.
Yo me creí cada uno de sus adjetivos, se pegaban a mi mente en una letra desprolija.
Y recuerdo como la chica de las trenzas caía, justificando sobrevivía. Podía sola y lo sabía, en un arma de doble filo se dormía.
Sabía que si el pueblo la necesitaba los defendería a pecho y a espada. Incluso si eso significaba permanecer embrujada.
La considerada bruja por sus conjuros para extraer la sal de todas las heridas, les ponía curitas y sonreía, sin importar cuánto le sangraran las rodillas.
Hasta que me cansé.
Y un día desesperada huí y cuándo conocí la paz me reconstruí. Bailaba, y sola me sentía tan acompañada...
Hasta que un día cualquiera, vi a lo lejos un pequeño pueblo. Aún lo recuerdo muy bien.
"Te estábamos esperando" Me dijo aquel hombre.
"¿Cómo? ¿Quiénes?" Respondí.
"No hay ni un como, ni un por qué. Eso la vida sin ningún cliché. Bienvenida"
Y así, hice "click" y entendí.
Por eso no soy el ángel que conociste, porque destruí lo que me quedaba del infierno en el que me hiciste.
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