El día que dejé de ser mía
entendí la dependencia del alma
y la creencia en el amor.
Me descubrí en tu reflejo,
en la calma de tus gestos,
en tocarnos el alma
y saltarnos las normas,
y supe que ser tuya
no era perderme,
sino volver a mí de otra forma.
Y entendí que amar
no era rendirse,
sino mirarse en otros ojos
y reconocerse en ellos.
Que a veces perder el miedo
es encontrarse.

Blanca Bermúdez
Escribo para sacar del alma lo que no se puede decir en voz alta. No soy perfecta, pero cada poema es una parte real de mí. Gracias por leerme. Quédate. Comenta.
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