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No pido imposibles.

Dolbach

May 10, 2025

52
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Epístola no cerrada.

Vecino fachapobre, sé que te jode que ponga de vuelta y media al Partido Popular un día si y otro también. Es tu partido y lo quieres por encima de cualquier realidad sobre su miserable hacer que te puedan mostrar. Sí, te jode y me desprecias por decir lo que digo, pero ten en cuenta que tú, aunque no lo escribas, pones verde a todo lo que te suene a izquierda y me pones verde a mí, y te cagas en los inmigrantes, y hablas de perroflautas y vagos (me sumas en esa lista), odias el ecologismo, te ríes del feminismo, etcétera, etcétera, etcétera... Así que, tu hacer y el mío son similares; solo que yo lo escribo en público y tú, en cambio, lo cascas con tus amigos.

¡Ay, fachapobre, el desprecio es recíproco!

Se trata pues de equilibrar el universo.

La diferencia entre tú y yo, es que si bien nuestras opiniones son inocuas, tu voto hace un daño enorme a la sociedad. Te lo hace a ti mismo. Y, otra diferencia, es que tú no te atienes a la realidad, te dejas llevar por ese líder amigo -ese que alza la VOX en el bar-, te obnubilas por el telediario de A3, y por el prejuicio enquistado, y por la afición taurina y por el odio ciego y no meditado ni razonado:

¡Rojos malos!

Yo, te lo aseguro, pienso cada palabra que escribo. -Para escribir hay que pensar-. Tú, en cambio, abres la boca sin meditar, porque llevas ya el discurso en la lengua como quien lleva un tatuaje en el brazo.

No tienes remedio, lo sé. Cambiar es duro y difícil y requiere humildad y esfuerzo intelectual. Tú careces de todo eso. Ese es tu sino: una vida de convencimiento ciego que te hace ser enemigo de tu propio bienestar y del bienestar de tus parientes y amigos.

Quizás un día una luz... Pero ya será tarde. Ya es tarde.

Estás perdido.

Yo he de decir lo que digo porque así lo percibo. Aunque suene impertinente y duro.

Imaginen en la plantación de algodón:

-Por favor, amo, deje de ser mi dueño. No me dé más con el látigo. Quíteme, si es tan amable, las cadenas. Yo, se lo aseguro, no quiero recoger su cosecha; se lo digo por si no lo sabe. Quiero caminar libre por la vida. Por favor tenga en cuenta esto que le digo.

Y aquel dueño de tanta tierra liberó a todos los esclavos.

Ya dejen de imaginar.

No, no fue así.

Los derechos nunca, nunca, nunca, se han conseguido con amabilidad y buenas palabras. Todo lo que hoy parece un estado lógico y sensato de las cosas, ha costado vidas, libertades, sueños, y ha sucedido a costa de mucho dolor, sangre y sufrimiento.

Y todo eso, fachapobre, se puede perder en un instante si sigues apoyando al fascismo de la derecha que es cada día más retrógrada y está cada hora más fuerte y envalentonada.

No es lo mío un alarmismo exagerado e injustificado. Mírate a ti mismo: hace veinte años no eras tan facha como ahora. Hace veinte años no te rodeaban tantos fachas como ahora. Los jóvenes hoy, desinformados del pasado, son más fachas que hace veinte años.

Siglos de lucha por los derechos se pierden de un día para otro y hay que volver a empezar.

¿Quieres eso para tus hijos o los hijos de tus hermanos?

Estás tan irremediablemente ciego...

Y bastaría, lo digo siempre, con aplicar la Constitución. No el libro rojo de Mao ni El Capital de Marx.

Tan solo la puñetera Constitución Española.

¡Joder!

Dolbach

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