No me queda más nada.

Lo toco a él y creo, entre el calor, que te toco a vos. Gimo tu nombre y no el de él. Creo que cargo tu marca conmigo y no me la sé borrar.

Me queda el brazo rojo de tanto estrujarlo buscando sacarme el dibujo de tu tacto. Son caminos que llevan a todos lados, a veces veo hasta manos.

Siempre estás vos, y en medio de la performance te escucho. Siento como pronuncias mi nombre y me creo volver loca.

Y discúlpame si creo tanto, es que no puedo afirmar nada con vos, ya no sé a quién beso ni quién me toca, pero creo que no sos vos.

Definitivamente no sos vos. A vos te perdí hace rato y no sé dónde buscarte. Te quedaste en la cama de otra o en la calle parado viéndome irme.

No me pediste que me quede y ahora te busco en otros cuerpos. Es todo muy raro acá. Él apaga la luz y yo te imagino a vos.

Vos nunca apagabas la luz, creo que te gustaba saber que te podía ver. Te extasiaba el saber que alguien en la habitación te estaba admirando, porque no sabes amar, creo que sos más del tomar.

Ya no te cabe la mano para seguir sacando, no te podes decidir si tocarme a mí o seguir robando, entre la combustión, mi alma.

No me queda más nada, por eso te perdiste.