Tan poco me inspira
tus nubes pastel, tu aire lumínico,
el resoplo de la deficiencia
en tu caudal piadoso:
él te compone.
Y hay un destello rabioso en mí.
Despojada estoy de esa mitología;
ensordecedora es la puritanía
que trae tu misa,
que no es negra,
es vaga
y no es emblémica.
Y yo quiero tensar
tu altar soberbio,
tu hipocresía
hecha creencia,
y la empuñadura
de tu daga,
que es mi llaga.
No vino
la embriaguez
de tu poder
a ser sombra: Luzbel.
Ni la rabieta
en tu lagrimal
sacia mi sed.
Con grato gusto,
te enseñaría
a despojar entonces
las sobras de tu cáliz
en la hondura
de mi corazón.
Mátame y sabrás
que no portamos
la misma sangre:
la mía late fría.
No fue creada mi piel
más que para forzarla
a mudarla, transformarla.
No fue quebrada mi pulsión
para resoplar en la patria
de aquello que no seduce
a mi bandera.
Nunca me habites
si no me vas a descarriar:
satanizar a los niños
que viven en mí
y desollan tus credos.
Nunca me incites
si no vas a martirizarme
con un magro rezo,
y mansamente
obsesionarte
en las noches
donde mi piel
es tu cuerpo,
y mi carne la irrisoria
tela que mantiene
acobijada
tu cordura.
Tu empuñadura
muere en la aureola,
y este puñal
vuelve inmortal
todas las palabras
que ven a tu ego
morir.

Milagros Gomez
Escritora Argentina | En antología y revistas literarias internacionales 🇦🇷🇨🇴🇨🇱🇪🇸🇵🇪 | Desarroladora del subgénero "Terror Poético" 🖤
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