Todos nacemos libres
Limpios del engaño y maldad,
Inconscientes, quizá
Del equilibrio que nos mantiene
en una libertad hecha de pequeños prestamos.
Sin tasa ni devolución, aparentemente porque
El aire es prestado a nuestros pulmones
Todo el alimento que consumimos prestamos de otros seres.
Incluso lo que creemos más nuestro, es un préstamo proveniente de la larga evolución.
¿Qué momento hay más legítimo en nuestra existencia, que el instante en el que nos damos cuenta de todo lo que nos condiciona y procrea?
No podemos más que agradecer a todas las cosas que nos componen de carne y alma.
Mirar con un poco mas de humildad y sencillez a todos los demás seres, y no creernos los reyes de la fiesta sólo por tener una falsa corona prestada.
Así deberíamos vivir la vida
Cómo el León, libre en su rugido, que acepta su condición de cazador,
Pero también acepta su inequívoco destino de quizás también ser la presa,
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