No hace falta estirarme más
Jul 22, 2025
La ciudad le da la espalda al río y el viento me arrastra hasta la orilla.
Deseo arrancarme el corazón por un rato y vivir con el estómago estirado,
como si fuese posible ser un cuerpo sin nostalgia y sin pasado.
Correr lejos de la efervescencia,
de los pensamientos que se repiten en bucles desde el esternón.
El Paraná vio demasiada felicidad y demasiada tristeza.
A esta altura, ya no sé qué brillo le pertenece a cada una.
No sé distinguir entre mis deseos, mis angustias y mis alegrías.
Y cuando todo se vuelve borroso, el cuerpo se apena.
Y cuando el cuerpo se apena, silbo bajito,
y el río lo devora todo a su paso,
como una víbora que engulle al roedor más débil.
La isla está cerca.
Entorno los ojos y la veo: está ahí, en la punta de mis dedos,
no hace falta estirarme más.
Pero yo no sé distinguir entre amor, compañía y soledad.
Y otra vez, todo es borroso.
Y otra vez, el cuerpo se apena.
Y yo silbo bajito.
Y el río se vuelve inmenso, tan inmenso,
que mi corazón, sin fuerza, se deja ir con la corriente.
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