No encontré un buen titulo

Creo que los abrazos no se dan en los brazos porque es donde la piel se encuentra.

Si te abrazara la punta de los dedos estaría buscando un roce suave,

Si te abrazara las piernas, estaría buscando el suelo firme que me sostenga.

Si te hubiera abrazado desde la nuca, habría querido arrancarte los recuerdos,

mirarlos uno a uno,

ver si alguno llevaba mi nombre.

Pero te abracé desde el pecho,

como quien teme que el corazón se le salga por la espalda.

Si hubiese posado mis manos sobre tus costillas,

habría buscado el ritmo de un miedo parecido al mío.

Si hubiese presionado un poco más,

habrías escuchado cómo cruje mi necesidad de ti

Si te abrazara la cabeza mientras duermes, estaría pidiendo permiso para invadir tus pensamientos, pero te estoy abrazando el cuerpo porque quiero que mis emociones salgan de ti.

Otra vez...

Si te abrazara las muñecas, buscaría un nudo en los hilos de mis pensamientos.

Si te abrazara la cintura, buscaría el refugio donde mi alma pueda descansar.

Si te abrazara la sombra, no sabría lo que busco pero estaría tan cerca...

Si te buscara esta noche, abrazaría cada recuerdo hasta encontrar el mío.

Otra vez...

Si te abrazara, sería escurridiza, a través del lienzo de carne que nos separa, que se extiende en un espacio sin tiempo, donde la distancia no puede alcanzarnos.

Treparía entre las paredes de mi cuerpo, y desearía sentir ese susurro que el abrazo nos promete, sin palabras, solo movimiento, solo esa conexión que nunca supe cómo comprender.

No… tampoco…

Si te abrazara el simple hecho de hacerlo me movería el cuerpo, me escaparía de mi corazon y el alma se me haría nada por estar entre tus brazos. Se me quebrarian los brazos antes de poder alcanzarte, trazaría silencios en tu estructura impersonal llamada nombre te escudriñaría en el recuerdo para probar si tu peso se me haría nombre, pero la carne se me haría hueso y yo seguiría sosteniéndote o tratando de…

Por eso, me guardo quieta, quieta, atenta, al tanto, alerta, alerta...

por si acaso... por si acaso hubiese un atisbo de comprender de sacudir la cabeza para que sepa… que el abrazo no es un refugio,

que es solo un instante fugaz, donde el deseo se convierte en angustia,

y solo nos queda saber hasta dónde llega, antes de que el vacío vuelva a su lugar.