No conozco otra cosa que vos.

Ya perdí. No se bien que implica eso, si realmente es perder o si solo es un regalo bendito de poder quererte para siempre.

Creo que perdí porque ya no existe un para siempre, ya no sos un secreto mío. Ahora te susurro que te quiero cuando estás dormido y te acomodo el mechón de pelo que se escapa de tu oreja.

No se que implica perder, pero no si me voy a volver a ver encontrar. Ya es muy tarde y hábito en los caminos de tu cuello a la mejilla, no se que hay si no sos vos.

No sabría decirte que viene después de esto, no sé si me toca quererte toda la vida hasta consumirme la energía o si me toca vivir en una película de vos, cargada de ternura.

A veces no duermo del miedo de que desaparezcas. Que no seas más que un sueño mío, una idea creativa que me sobrevino en la madrugada. Ya empapelé mi habitación con tu silueta y en todos lados estás vos, por las dudas se me olvide después.

No conozco querer de otra forma, solo sé perderme en los demás.

Vos no sos la excepción, ayer era del rosado pero hoy creo ser más del azul, me dijiste que odiabas el verano y ya no le encuentro placer al sol.

Creo que perdí el gusto por nada que no seas vos. Las flores no me hacían feliz y los días nublados ahora son más atractivos, obvio que los días en el parque son tontos y las lluvias en la cama son mejor.

Ahora veo todo a través de vos, me perdí.