la cama se acomoda a tus huesos,
y el cuerpo
se deshace entre las sábanas.
el sueño no llega,
pero la nostalgia sí.
cuando tenías siete
no era tarde,
ni demasiado temprano.
en su casa se hacía silencio,
y se la escuchaba
como quien escucha en misa,
hasta que el sueño
tuviera ganas de abrazarte.
vos pedías
un rato más de tele,
un rato más de juegos en la compu.
pero ella llegaba como dedicatoria:
era el sol
y un pedazo de su corazón a la vez,
pidiéndote que durmieras.
y debió avisarte
que cuando crecieras
ibas a querer, de nuevo,
que tu mamá
te cantara una canción de cuna.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión