Mi ciudad se ve abrumada nuevamente por otro femicidio.
Una vez más nos arrancan los sueños, el aire, el futuro, la vida.
Y digo "nos" porque en cierto nivel de consciencia (donde el colectivo machista se ve como una especie de "mente colmena" y nos desaparecen, nos desintegran, nos esfuman sin importar edad, creencias, convicciones, partidos políticos o gustos musicales), se siente como si mataran un espacio interno en cada una de nosotras, las que seguimos sin entender, pero seguimos.
Nosotras que tenemos proyectos, que queremos salir a tomar unos mates con amigos, que tenemos mascotas, que tenemos pareja o estamos conociendo a alguien. Qué nos gusta salir a correr, ir de fiesta, viajar, vestirnos como se nos de la gana, ir a donde nos de la gana y lo hacemos todo con al menos un rastro de miedo.
En casos extremos ese miedo paralizante hace que no podamos, que elijamos quedarnos en casa, que mejor optamos no mandar ese mensaje para vernos con alguien, que capaz no es el momento para bajar tinder, que si salimos con amigos preferimos no "pasarnos de copas" por más que nos aseguren cuidarnos y sean familia para nosotras. A veces el día a día se convierte en parálisis de sueño cuando sentimos que no podemos confiar ni en el tío, el hermano, el padre, el amigo, el novio. Y ese terror nocturno invade el día y se convierte en depresión crónica.
Pero si nos atrevemos a salir al mundo, en puntas de pie, seleccionamos qué información contar a nuestros conocidos varones sobre nosotras mismas y nuestra vida, nuestros gustos y disgustos, nuestra historia y nuestros temores. Porque TODO puede ser usado en nuestra contra. Porque luego las culpas son nuestras.
Tratamos de elegir a qué hombre le sonreímos y a qué hombre no. Más, o menos? Cómo si yo tuviera una bola de cristal que me dijera cuál va a decidir impunemente acabar con mi vida.
Nos medimos con cuántos tragos tomamos con nuestros amigos, porque no sabemos si alguno va a confundir las cosas y pensar que tiene derecho sobre nosotras aún cuando hayamos dicho NO.
Contestamos amables a los "buenos días", como si no tuviéramos el alma estrujada porque podría haber sido yo, mi hermana, mi madre, mi amiga.
Tenemos que seguir siendo 'buenas mujeres' porque sino, lo que nos pase si defraudamos a un varón de masculinidad frágil, sería una suerte absoluta de causa-efecto.
Nos incitan a aceptar, que si estamos en pareja con un hombre, éste puede sentir que le pertenecemos y que si quisiéramos terminar la relación, no podríamos 'ser' de nadie más.
Es nuestra obligación perdonar, dicen, a los hombres que cometen actos impulsivos porque ellos no pueden evitarlo y 'todos nos podemos equivocar'.
Debemos presenciar, como nos arrebatan la vida, los días, el futuro, las posibilidades, simplemente porque pueden.
Vemos que otra piba no vuelve a su casa, a su familia, a sus hobbies, a sus sueños.
Cómo hacer que no nos invada la rabia, el dolor, la impotencia, si cada vez que encaramos la vida corremos peligro?
Cómo vamos a juzgar a las que no se atreven a hacer algo, a hablar, a denunciar, si todas sabemos que siempre hay CONSECUENCIAS?
Hoy el miedo al olvido y a la nada, son una carta constante en los mazos diarios de una mujer en un mundo de hombres. "Si algún día me toca a mí..."
Y no, no todos los hombres, pero siempre es un hombre.
Lo único que hoy me apacigua un poco el dolor, es que puedo ver qué cada vez hay gente más presente. Cada vez veo más personas informándose y más importante aún, involucrándose. Porque ésto es de todos, el feminismo debería ser de todos. Hoy se siente un poquito menos de desolación, ojalá mañana se sienta un poquito menos de ausencias.
Si te gustó este post, considera invitarle un cafecito al escritor
Comprar un cafecitoRecomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión