NADA PARA ÉL

Me juré no engancharme, pero rompí mi promesa, me fuí infiel; Yo no puedo obligar al resto a que me ame… Estar desnuda en su cama y escuchar "Yo, nada" cuando le pregunté "¿Qué buscás vos con lo nuestro?", fue algo nuevo para mi, hasta ese momento no me habían tratado con tal frialdad. No dije nada, me quedé en silencio. Y sin remera ni corpiño toqué mis brazos, piernas y rodillas mientras me susurraba a mi misma diciendo "Yo, nada; yo, nada; yo, nada; yo, nada; yo, nada...". Mi naturaleza enamoradiza e ilusa desea y anhela su amor y le duele no poder decir "extraño su amor", pues bien sabe que nunca lo tuvo. Supongo que mis rodillas rojas, el chupón en mi cuello y el sonido de mis gemidos no representaron nada para él. Quiero sostener su alma con mis manos de manera cuidadosa, pero no le interesa ni en lo más mínimo todo lo lindo que le puedo dar; En el fondo, yo ya sabía lo que iba a pasar. No puedo obligarlo a amarme… La realidad es que no hay nada que pueda reprocharte: fuiste respetuoso y bueno conmigo, no diste señales de querer algo serio, fui yo la que se ilusiono, si hay alguien a quien reclamarle las cosas, es a mi. Mostré mucho de lo que soy a la persona incorrecta, me saqué la ropa frente a alguien que no merecía verme así. Nuestras manos solo se tocan entre ellas cuando alguno de los dos se está por venir, y lo hacen con fuerza; pero lo que en verdad quiero es que se tomen con sutileza en una noche de primavera mientras caminamos juntos. En verdad duele ver como me evadiste con los mismos ojos con los que me miraste durante el clímax. La situación fue muy íntima como para que no sienta nada aparte de atracción sexual, pero no lo suficiente como para que a vos te pase lo mismo. Sigo sin cambiar el hábito de ilusionarme, que no solo me lastima, sino que también me quema y arranca. No puedo obligarte a amarme…