un día despertó con manos
sobre su vientre enjaulado
lo habita un ave blanca,
de salir se ha resignado
a la pobre, la vida
si bien la bautizó de muerte,
no deja de contarle
a la luna sobre su amiga
aunque carcelera, ella
anhela su pronto vuelo
pues quiere abrirle la valla
no esconderla bajo un velo.
un día sin más, vió la luz.
el camino era largo
como cuello de avestruz,
mas nada era amargo:
todo refulgía
ahora todo era brillo
aunque el cielo oscurecía
el sol salía amarillo
la poesía, si bien no era
hechizo, rompía el bautizo
que la vida había otorgado
a tan pobre viajera
despojada de muerte
la blanca surcó los cielos
y con su amiga al frente
voló entre versos nuevos.
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