mobile isologo
    buscar...

    Nací maltrecha, moriré besada

    Sep 23, 2024

    0
    Nací maltrecha, moriré besada
    Empieza a escribir gratis en quaderno

    Le pregunto a Delfi (porque de los cuatro es en quien más confío sobre los recuerdos de esa noche): ¿El bar donde nos juntamos se llamaba Ofelia u Odelia? Sé que este texto lo tendría que haber escrito hace meses. Por eso mando el mensaje. Porque el recuerdo empieza a borrarse, a superponerse con otras memorias, otros encuentros. ¿Ofelia u Odelia, Delfi?

    “La Orquídea”.

    Claro. Odelia es la editorial independiente y Ofelia es la de Shakespeare, la que tengo tatuada en la pierna, la que fue pintada por John Everett Millais, la que muere ahogada rodeada de cientos de flores. Por eso Delfi me dice: “La Orquídea, pero si le ponés La Ofelia le da una magia”. Likeo el mensaje, pero todos saben… que no soy una escritora mentirosa.

    En la trasnoche del domingo 14 de Abril del 2024, Basalto, Delfina, Iván y yo nos fuimos a seguir escabiando a La Orquídea, bar emblemático ubicado sobre Calle Corrientes. La cita previa fue en el Museo Casa de Ricardo Rojas. En la tarde del sábado, se presentaron dos libros de Ineditados Publicaciones: Confesiones y Doce meses de verano. Lo cierto es que no recuerdo con precisión el lugar exacto donde comenzamos a festejar los libros de nuestros amigos Hernán Ramella y Abril Rufino Bonomo. De lo que estoy seguro es que pasaron varias horas. ¿Fue un Temple o un bar más copado? 

    “Fue en Bakano, Carlos. Fuimos todos.”

    Fue en Bakano, un restaurante hermoso que nos hizo lugar a todos (éramos como veinte). ¡Qué hermoso grupo al que me acoplé! La mayoría sapos, talleristas de Javier Roldán. Él sabe el aprecio y respeto que le tengo, llegué a su taller por Andi Nachon, eso también es importante para mí: las redes que se tejieron para que el 14 de Abril nos juntemos en La Orquídea. Sin la recomendación de Andi, no hubiera conocido a Javi… a Delfi, a Basalto. A Iván ya lo conocía, un puto reventado como yo, una hermana. El punto es, que después de las presentaciones de Ineditados, nos fuimos en bandada a Bakano. Chisme va, chisme viene: birra va, birra viene. Grité que Eleonora González Capria me había saludado. ¡Qué vergüenza! En un ciclo de Un Sapo Intuitivo, la presenté antes de su lectura y leí mal el título de una de sus obras. Eleonora me dijo que no me preocupara, pero cada vez que recuerdo la situación me pongo colorado. Ella no lo recuerda, fue profesora mía en la UBA, la admiro desde antes de Revientacaballos. Ahí otra red que se tejió previamente, Basalto y yo estábamos conectados sin saberlo por una mujer excepcional. ¡Qué hermoso grupo al que me acoplé! Aún hoy me sorprende que la poesía reúna a tantas personas con afecto de por medio. Esa noche, la del sábado, hablamos de todos los asuntos pendientes que no pudimos discutir personalmente: Delfina se había mudado a Tucumán meses atrás.

    Y es entendible, después de tanta añoranza, después de tantas cervezas y gin tonics, no quisimos terminar el encuentro a las diez de la noche. Beso va, abrazo viene, nos despedimos de todos los cansados. Los sedientos (de alcohol y chusmerío): Basalto, Delfina, Ivo y yo, nos pedimos un Uber a La Orquídea. 

    “Cierra a las tres o cuatro de la mañana”.

    El lugar ideal, locus amoenus. Los cuatro nos pusimos al día. Reímos, gritamos, lloré de rabia por la injusticia. Me quejé. Grité más fuerte todas mis penurias (soy agotador), hice que Ivo salga corriendo al baño para llorar en privado. “¡No valora una mierda lo que escribo!” Soy una despechada. En medio del escándalo, llegaron Gala Halfon y Felipe Hourcade. Seguí vomitando reclamos: “¡Es poco serio!”. Feli nos contó del manejo de Revista Cocodrilo. Entonces ocurrió, ahí se gestó la idea.

    “Los que votaron a Milei dicen que tiran “factos”, dicen que son basados

    ¡Besada tengo la cola!

    Reímos, nos abrazamos. Con Ivo le contamos a Felipe sobre Revista Casapaís, un medio uruguayo centrado en la literatura latinoamericana. Unas miradas cómplices, de esas que tienen las hermanas, nos sincronizan: “Queremos escribir sobre tu mamá, Delfi”. Con Ivo, venimos maquinando hace meses una nota sobre los libros de Ana María Cossio. Estamos sentados junto a la ventana, yo escribo en el chat de WhatsApp con Ivo: “El desvelo son poemas que escribió en 2007 y no tuvieron forma de libro hasta 2020, en plena pandemia. Encerradas, ella y yo nos sentamos a ordenar esos poemas. Se podría decir que yo fui editora de mi mamá en su último libro.”. 

    Ahí se gestó la idea, en La Orquídea, re pasados de cerveza, secos de tanto llorar (de alegría y bronca). “Basados” se hacen llamar estos pendejos del orto. Nosotras: Besadas. Queremos escribir, porque en la escritura escuchamos los corazones, sus emociones. El rencor, el amor, el recuerdo.

    “Y, Negra, hagamos nuestra propia revista y dejémonos de joder”.

    Fue Delfi, que a pesar de la distancia, propuso unirnos aún más.

    “Pero una revista literaria, eh. Nada de pelotudeces”.

    Yo me emocioné (como con cada proyecto), con Ivo nos sonreímos. ¿Gala y Feli se estaban besando o es mi imaginación? ¡Qué hermoso grupo al que me acoplé!

    Revista Besada

    Comentarios

    No hay comentarios todavía, sé el primero!

    Debes iniciar sesión para comentar

    Iniciar sesión