Dios no me has hecho pensando en una flor, por supuesto que no.
Yo tenía que ser algo atípico, algo oscuro y exquisíto para algunos, ¿No?
¿De qué parte de tu mente nazco yo?
Aunque desee ser plástico para agradar, no me vas a cambiar.
Ni aunque llore o suplique seré tu bronce o acero, tengo que morir siendo esto.
Quince años tenía cuando me vi al espejo y al alma, nunca más dejé de tener quince aunque aparente no tenerlos.
Podes ver esos años en la inocencia que tiene mi mirada.
De inocencia yo, no tengo nada.
Pero dentro mio no parece ser que poséo heridas rojas con mugre radiante.
Aunque mi boca hable de una pureza que no tengo, no soy ni estática ni estable.
Nací con hambre y cubierta de sangre.
Me siento un perro furibundo.
Quiero despegarme la piel, ser otra mujer.
Que me lleven al río a matarme para renacer.
Hay algo dentro de mí furioso y ardiente, no hay nada lindo sobre mí enojo, aunque me veas atractiva y sugerente.
Aunque odie ser una espada, mí cuerpo es mío, no te vas a llevar nada.
Voy a proteger con violencia todo lo que mi corazón áme.
Miro al cielo y veo más estrellas de las que solía haber y pienso que a veces quiero que Dios sea mujer.
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